La crítica y la libertad

Por: Luis C. García Correa y Gómez

Sólo hay libertad allí donde el pueblo ejerce una sana crítica.
Sin crítica no hay ciudadanos libres, sino súbditos sumisos.
La pregunta se impone por sí misma: ¿tenemos, realmente, un régimen democrático con una sociedad libre?
¡Un pueblo que no ejerce la crítica no es libre, y no puede asegurar su libertad!
Un pueblo acrítico es un pueblo analfabeto políticamente, y, por tanto, es incapaz de tener y mantener una auténtica democracia. Porque democracia significa gobierno del pueblo.
Se ha establecida la dictadura de la incultura y de la mala educación, que genera súbditos pasotas e individualistas.
La ignorancia cívica (no saber ni practicar derechos y deberes) tiene un poder de destrucción mayor que la corrupción política. Obviamente, las dos son un desastre.
¿Qué prestigio tienen los tres poderes clásicos (legislativo, ejecutivo y judicial)? Ellos sostienen, por la autoridad, la democracia.
¿Qué hacemos, personalmente, por exigir una democracia, y un ejercicio honesto del poder por parte de quienes nos representan?
¿Quiénes ven la telebasura? ¿Cómo puede haber una telebasura en un pueblo crítico y educado? Es contra natura. Proclamar como éxito el ser un gritón, un criticón que no deja a títere con cabeza, prostituir la virginidad etc. ... son claros signos de un pueblo falto de crítica. De un pueblo sin democracia.
Y esto se contagia.
Se necesita una constante educación de niños y jóvenes para vivir la libertad. No se improvisa. Los padres y las escuelas ¿somos auténticamente democráticos y libres? Las carencias que tengamos las transmitimos.
Necesitamos la crítica honesta y tener un comportamiento ejemplar.
La falta de competitividad en las empresas y los empleados es una señal de la falta de educación en valores democráticos y éticos.
No tenemos una cultura de deberes y derechos. El que nos haya precedido una dictadura no es disculpa. Las carencias que de ello se derivan dan como resultado una ciudadanía no libre.
Sin libertad creída y vivida no hay democracia.
El peligro que existe es que aparezca un iluminado y retrocedamos en la democracia y libertad, y sea aceptada como solución a la crisis económica (cuando probablemente sea la causa).
Vivir una democracia con ignorancia y falta de crítica no crea ciudadanos sino súbditos.
Sólo podremos salir de este berenjenal con un pueblo honesto y participativo, que obligue al buen comportamiento. Con una exigente crítica culta que nos convierta en ciudadanos libres y no en súbditos. 

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