“TOLERAR Y RESPETAR LAS OPINIONES AJENAS ES INDEFECTIBLEMENTE SOPORTAR“.
Por Antonio Domínguez |
Se ha de entrar,- si se quiere la reflexión seria -, en los asuntos, conceptos y cosas, con el pertinente he ineludible respeto que fuera al caso. Y en todos los casos, en cualquier caso es obligada una mínima cantidad de “condimento” respetador para que obligue a cualquier individuo a dirigirse convencido hasta la forma acuñada, no por trillada menos radicalmente necesaria de:- ¡se lo digo con el debido respeto!-. Asentado este prostituido y desprestigiado principio en tanto que aquello del respeto a las opiniones ajenas y la tolerancia es un error de las descuidadas formas de hablar.- que no de obrar; cuando todo lo más se soportan las adversas opiniones ajenas -¡y es humano que así sea!- que aun nuestras propias opiniones no respetamos en tanto que evolucionan y lo que pensábamos que era correcto, a veces, no muy anteriormente, despreciamos más tarde brutalmente. Por eso necesitamos mentalización preconcebida para poder estatificarnos prejuicialmente en una actitud de respeto y respetuosa, con todo aquello que nuestro interior aborrece y que nuestro modo y manera de ser y de ver “se vomitaría” sin esa capacidad muy ensayada para tolerar tragar y tragar, “de lo lindo”. Y es qué, el hombre se mueve y actúa por prejuicios; (¿Cómo si no?) ¡pero todos!, incluso aquel que acusa de prejuicista está ejerciendo un prejuicio. La improvisación, la rapidez, la instantaneidad referidas a la acción pensada, tienen nada que hacer frente a un pre-juicio establecido, sea este bueno o malo, veraz o mentiroso,- sin embargo, no hay valor ni calidad de un pensamiento que no haya sido sometido a juicio previo (prejuicio) para elaborarse completamente en juicios, impensables sin los correspondientes pre-juicios. ¿Quién está capacitado para filosóficamente distinguir el prejuicio del juicio?; son estas, dos acciones exactas en lo que a pensar,- y se diferencian en que el prejuicio es a priori mas que el juicio, que viene por añadidura, y tanto uno como otro son tal para cual en su momento histórico, muy afectados los prejuicios de juicios y viceversa. Se podría escribir solo de este concepto un libro, tan grande cómo el último de Mª Antonia Iglesias, y al fin quedaría el mal amañado concepto en el aire igualmente. -me contestarán: la sofistica - responderé: ¡no es mucho! ¿verdad? Pero, estoy de acuerdo.
Volviendo a tomar el termino tolerancia como concepto
puede este asunto mirarse -como todo- con cualquier gafa que haya en la óptica
más surtida; la gran capacidad humana es soportar y sufrir; por lo tanto,
¿Quién es capaz de aseverar que soporta y no tiene a su vez de ser soportado?
¡creemos que nadie!. Se sabe de sobra que cada hombre no es un mundo; es una
conciencia, que, aunque ente universal, solo basta para que sea enigmática que
ande repartida escondiéndose en muchos millones de cabezas; por solo ello la
cuestión ya es inconmensurable. El soportar que subyace y se enarbola, es la
necesidad de actuación soñada, asilvestrada, demasiado contundente y poco
política, y es así por definición; y la
tolerancia que se afama, de uso generalizado que se inclina a la hipocresía, es
tinta de calamar y también de pulpo y que hecha tanto humo como cabeza
requintada. Con tantas cordilleras tras las que sentirse segura la tolerancia,
es normal que tan protegida sea de uso preferente para todos los públicos y por
lo mismo nos pasamos cada uno toda la vida “tolerando”; tratando de averiguar
lo que siente el otro, sea quien quiera que sea, sin comprenderle totalmente nunca
y para ello lo más efectivo es el respeto y la tolerancia con que nos
permitimos el lujo de dar nombre al tremendo soportar que se produce en la
diferencia de nuestro interior, sin la que no tendría razón de ser la basta
heterogeneidad ¿necesaria? en el resto de la cósmica y a veces cómica realidad.
En este “loco” divagar que es
como único se puede decir algo igual pero de distinta manera en el plano de los
sentimientos, que es obviamente sentir, íntegramente individual, es en
consecuencia esencialmente poesía. Y la poesía es sentimiento imposible que
encuentre otro que la sienta como lo sintió el autor; ni ninguna novela que es
principalmente poesía; la mas completamente que lo sea; la que se llena de
sentimientos,- no se podrá entender sino con los sentimientos del que la lea
vertidos, espolvoreados en lo que lee-. Siempre se trasladará, se quiera o no,
un texto con otros sentimientos aplicados.
Conclusión, “sigan soportándose unos a otros como yo os
he soportado“. Eso sí, no pierdan ocasión alguna de hacerse los interesantes
colando que son tolerantes y que respetan las opiniones ajenas, que hasta que
la humanidad vea un poquito más claro eso vale para ir tirando.
Unas generaciones más avanzadas han de prepararse para cambios donde el lenguaje sea veraz al completo: Nosotros en nuestra contemporaneidad nos seguiremos mintiendo a la cara en esta y en casi todas las cosas. Habrán de llegar las nuevas expresiones como: ¡¡ discrepo absolutamente de sus principios y opiniones, pero, las soporto bastante bien con el debido “esfuerzo acoquinador” para respetarlas!!, eso, sería lo correcto. ¿Cómo se ha de soportar una conciencia hostil de ideas extrañas, por otra conciencia, de otra conciencia, que a su vez es necesariamente hostil?, pues, soportándola, nunca tolerándola por lo que de antigramatical tiene el empleo de este termino supliendo antinaturalmente el soportar o la asunción.
Al tratarse lo expuesto de una filigrana filológica y por
lo mismo filosófica, (si atendemos a autorizadas personalidades cuando dicen
que la filosofía no va mas allá del conocimiento exhaustivo del lenguaje) no se
debe extrapolar ni vincular a ninguna realidad fuera del concepto que aquí no
se manipula, sino que se muestra intrínseco en su realidad, ¡no! utilizado en
su versatilidad utilitaria,- ¡sí! Mostrado como unidad teórica -. En ese
sentido el verbo tolerar como concepto puro no da para mucho más de lo que
hemos dicho. Acepta, sin embargo, ovillos de hilo esa “cometa”, cuantos, le
llevarían al infinito,- pero no sin la mezcolanza conceptual que implicaría la
salida a qué se le oriente a priori-, bien al plano de la lógica, ética o
estética:-
Por lo tanto que a nadie se le caliente la cabeza
buscando conexiones; que no hay aquí ninguna más allá de la “herramienta” que
es la tolerancia; herramienta que no sirve casi para nada porque no se puede
tolerar lo intolerable ; (lo contrario es un grave error en que se incurre con
demasiada frecuencia) lo tolerable no ha lugar a ser tolerado.- Y ya como se ha
dicho habría que mixturar conceptos como el de prudencia, aguante, estoicismo
no en amplio sentido, benevolencia, “comprensión”, empatía etc. Etc. Ellos
sirven, pueden servir, ante lo intolerable y tiene entonces el punto de partida
aquí, una tesis de aquí te espero. Por eso es cretinez patológica armarse a
priori de una actitud tolerante,- que, cuando la realidad lo es no necesita
obviamente ser tolerada, y cuando no lo es, imposible que lo intolerable pueda
ser tolerado; ¡¡es que es intolerable!! Solo puede ser asumible, soportable
etc.
Tenga
presente que se dice arriba, esto es un “ENSAYO”.
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