Feliz Nochebuena y Navidad

Dicen algunos que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y cuando nos referimos a la Navidad creo que esto es así por varios motivos que les cuento brevemente y sin ánimo de decir que lo de ahora no es Navidad. Primero quiero recordar, para los más jóvenes,  que lo importante de estas fechas es un hecho que ocurrió hace 2000 años en Belén y donde nació un pequeño que con su filosofía de vida iba a transformar el mundo. Los cristianos de entonces decidieron celebrar cada año el nacimiento de ese niño que vino al mundo en un humilde portal porque nadie le dio cobijo. Con esto quiero decir que, en una época como la actual en que está de moda lo "laico" y ser ateo o agnóstico, el día del cumpleaños de Jesús sigue reuniendo a muchas familias en torno a una mesa, pese a quien le pese y aunque algunos no sepan ni cuál es el verdadero sentido de la celebración. Pero la Navidad se ha ido "desnaturalizando" y "comercializando". Hace no muchos años se celebraba la Navidad cantando villancicos por las calles, se realizaban comedias y cómo no, la tradicional “misa del gallo”. Desde un día antes se preparaban las truchas en casa, el que podía, y siempre se guardaba algo especial para estos días. Recuerdo que en casa criábamos un cochino o un baifo para celebrar el día de Nochebuena, donde nos reuníamos todos en un ambiente de armonía y fraternidad. Todo era diferente a lo de ahora ya que casi no había turrones que eran sustituidos por “pellas de gofio”. Las luces de la navidad las ponía la ilusión de la gente, esa misma gente que en el día de Navidad se felicitaba con alegría y con sentido. No hacía falta reclamos publicitarios ni luces en las calles. La estrella de la casa era el Belén que en muchos casos eran verdaderas obras de arte y donde no faltaba el "papel vaso" y la platina para simular los ríos y los lagos. A nadie se le ocurría "salir de marcha" porque todo estaba cerrado y así todos podían estar en su casa, con los suyos. La luz estaba en cada uno de nosotros, en los niños ilusionados por la llegada de Papá Noel, que no traía los grandes regalos de ahora porque las estrellas eran los Reyes Magos de Oriente. Me acuerdo que a mí me trajo un año un coche de chocolate y me quedé como si me hubiesen "echado" un ferrari. La ilusión siempre estaba presente. Era una época en que no se “pedía” sino que se recibía con alegría lo poco que nos llegaba y sobre todo se tenía muy claro que la Navidad, con mayúsculas, era la celebración del nacimiento del Niño Dios, el día reservado a la familia. Por todo esto añoro aquella Navidad, aún así, les deseo que en cada uno de ustedes, lectores de este blog, renazcan los sentimientos de antaño y sean éstas unas fechas de unión y no de separación, de alegría y no de tristezas. Viva la Navidad hoy y siempre.

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