"La Vida eterna" está dimensionada en años contados
Por: Antonio Domínguez |
El título de este divertimento casaba a la perfección con todo el contenido primigenio perorado en el borrador, sermoneado, afiligranado, al cual, descargándole poco a poco de formas del decir balbuceado de mi mal creer y por ese creer ser atípico y pensar en sí, él, así mismo, lo sano es, que se debe evitar el decir para no confrontar. Estoy completamente seguro de la no conveniencia de apretar el acelerador más abajo de donde ya lo he llevado.
“Se me fue la mano en la poda” quitando improperios y me salió otra cosa (¿despertaré píos sentimientos de agradecimiento?). Así es que pido respeto para mí por solo figurar un título casi ajeno de lo que se trata y pido para él se considere cosa suelta. Los borradores siempre son libres de prejuicios, pero ya metidos en juicio para todos, en momento de pasaje a limpio, en la trascripción, se mutilan. ¡Que va... no se puede uno despachar! ¡Hay que llamar a mariquita al grito a despachar si está allá adentro! No hay varón que tenga rozones para exponer su pensamiento así tal cual; además, riesgos a nadie convienen, pero, tanto gustan -dicho sea- aunque necesario no lo sea- “a hombres porfiados y necios consumados”.
Esta es la otra cosa que salió y dice así: Schopenhauer, que para mí tiene más valor que quince acaecimientos tenidos a heroicidad de los dioses, dice que solamente la especie tiene una vida sin fin. En efecto, los conocimientos los sabemos ´´a la mano” y mueren con el albañil y el mecánico precisamente porque son a “esa mano”; sin embargo las intuitividades, instintos e incluso subconciencias, al ser asuntos a-pragmáticos, imposibles de parafrasear, incido abundando con un sin embargo muy fortalecido a significar y reafirmar esos tres conceptos: Intuición, instinto y subconciencia. Tres cosas que -serán iguales-, tan marcada diferencia tienen para mí. Son pensamiento genuino en casi toda su medida. Porque lo que le falta a estas propiedades del cerebro, aparentemente menores, lo pone su natural, especial, personal, voluntad que sintetiza en develamientos u ocultamientos; según la forma de vida que lleve el conocimiento y la razón respecto de la realidad exterior. Esto es una regla de tres directa o inversa (ambivalente) que se da en todos los cerebros. Un pensamiento genuino flojo contempla los líos de la razón respecto del escándalo exterior, con flojera; un pensamiento genuino más versátil, lo hará con más versatilidad y así sucesivamente, en una relación siempre directa que va de más a más, cuando la genuinez se devela. En cuanto a la inversa, cuando la genuinez se oculta, el proceso es parecido; en el sentido que la razón o pensamiento del conocimiento lo mismo que le da la vida se la quita. Porque si padece de flojera no sirve; si tiene más versatilidad no sirve; si tiene mucha más, no sirve; sirve solo lo absoluto, que significa la cantidad de conocimientos exactos. Ni más ni menos. Sin el atiborramiento que es incapaz de mejorar la razón del pensamiento, por esos mismos conocimientos relleno y prescindibles. Por sí mismos, los pensamientos no genuinos tienen su tino en un toma y daca racional, que hoy por hoy no tiene elucidación y que viene a ser su única frontera la clarividencia del comedimiento, ¡´´es´´ el comedimiento! que es medido no sólo por el individuo, sino por cuantos le rodean; que son los que se encargan siempre de reconocer y airear talentos y buenas maneras. Aunque la afición más generalizada, “a la gran hinchada, a la chinería, a la guanchada”, le interesa más airear las malas maneras, que confundiéndolas con las buenas son para ellos todas malas. ¿Cómo si no quedarían impolutas esas, sus, maravillosas conductas ante el mundo?
A pesar de todo, los conocimientos son efímeros; lo que hoy vale mañana no vale. Sin embargo el pensamiento genuino es hasta que el sol no alumbre-, “es como un deseo, un dolor amoroso, que no puede tener por principio las necesidades de un individuo efímero”. Porque ese deseo es el suspiro de la especie y solo la especie tiene una vida ´´sin fin´´ como decíamos dijo Arturo y yo añado: Le doy esa vida sin fin al pensamiento genuino porque es la estructura primera, universal y fuera de todo conocimiento.
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