Carta al Viento: Desde Roma: ligero de equipaje
Por: Jesús Vega Mesa |
Estoy,
casi de puntillas, en Roma. En unos pocos días quiero redescubrir este lugar
contemplando la Historia desde los monumentos de piedra, pero también desde la
vida que rebosa cualquier lugar público de la capital italiana. Y aunque vengo a una breve visita por los
alrededores del Vaticano, el bolso lo traigo a rebosar. Me pasa que, al hacer
la maleta, meto siempre en ella bastantes más cosas de las que necesito y
permite la compañía aérea. En el próximo viaje
voy a ir más ligerito porque la experiencia me dice que así se viaja mejor,
más cómodo y más barato. Y que buena
parte de las camisas y libros que uno
mete en el bolso vuelven de la misma forma que marcharon.
Cada vez que hago un viaje miro con
cierta envidia a los pasajeros que no
necesitan siquiera esperar la cinta
transportadora porque todo su equipaje pueden llevarlo en un bolso de mano. Sin
embargo, aquí me ven a mí con este
pesadísimo bolso lleno de muchas cosas inútiles y que me impiden caminar
ligero.
Así ocurre y no sólo en los viajes.
También en la vida se carga uno de tantas cosas, tiene uno tantos compromisos, tantos intereses, tantos
caprichos que le hacen perder ligereza y
movilidad. Me encanta escuchar a algunos amigos a los que no les importaría
marchar mañana mismo de maestro a Guatemala
o de cura a Casillas del Ángel porque el bolso, de tan simple, lo tienen
siempre preparado para salir a donde
haga falta. Y es que, cuanto más largo es un viaje, más ligerito de equipaje hay
que ir. Nino Bravo lo recuerda en su
canción: Es ligero equipaje para tan
largo viaje.
Para un viaje corto, para irse al sur un
fin de semana, hay muchas cosas que llevar, pero para venirse a Roma y pensar
la Iglesia que uno quiere, mejor con lo mínimo. Que eso de ser cristiano no es
compatible con pesadas cargas de cosas y de intereses. Aquí, a la sombra de la
cúpula de san Pedro, estoy soñando una Iglesia así: ligerita de ropajes, de
ataduras y riquezas. Cuanto menos peso se tiene más libre se es. Cuanto más
cosas se poseen, más difícil es caminar. Y
el mensaje de Jesús es claro: Ir por el mundo, caminar y no llevar para
el camino ni talega, ni alforja ni nada que impida caminar en libertad.
Desde aquí un saludo para ustedes.
Prometo contarles mi breve experiencia en la ciudad eterna. La experiencia
vivida con dos jóvenes amigos, José Francisco y Dámaso que vinieron hasta aquí
para soñar la Iglesia que Jesús había soñado. Ligera de equipaje.
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