La Olimpiada del Colegio Claret fusiona deporte y séptimo arte

La Provincia. El puesto de roscas en la entrada principal, la cartelera cargada de películas de estreno, las bien señaladas salas y el paseo de las estrellas de Hollywood ya anunciaban lo que iba a acontecer. Blancanieves y los más de siete enanitos, los cocineros del gran festín de la Bella y la Bestia, Mandela, toda la pandilla de Grease, vaqueros, indios, soldados clones y marcianos corretean por el patio, calientan y maquillan los nervios antes de empezar. Las gradas están abarrotadas de familiares, amigos y compañeros que no quieren perderse el estreno de un evento que ya es toda una tradición. La antorcha, traída desde la Basílica de Nuestra Señora del Pino de Teror, vuelve a prender la llama de la ilusión de niños y jóvenes que aguardan su turno de actuación. Un año más, como desde hace ya cuatro décadas, el deporte y la cultura se dan cita en el patio de recreo, esta vez, convertido en una especie de gala de los Oscars en vivo y en directo. Y es que en el Colegio Claret se vivieron ayer unas Olimpiadas... de cine.
Como si de una película se tratara, la actividad comienza a rodar de la mano de los alumnos de tercero de Educación Infantil y de primero y segundo de Educación Primaria que desfilan bandera en mano, seguidos poco después de los portadores de los estandartes. El público apura los huecos de mejor visual para no perder el hilo. Entre los asistentes se encuentra alguien muy especial: Santos Cardo Madrid, sacerdote claretiano. Él es quien se encarga de hacer la oración inaugural, pero también es el primer director que tuvo la sección de Tamaraceite en 1974. Hace 18 años que se marchó de Las Palmas de Gran Canaria, pero aún recuerda cómo fueron esos primeros pequeños Juegos Olímpicos, "promovidos por los propios docentes", en unas instalaciones que mucho han cambiado desde 1975.
"Las Olimpiadas surgieron muy sencillas, corrían tiempos difíciles por una falta de medios que fue suplida por la creatividad de los profesores. Ellos tenían la inquietud de que aquí hubiese una educación integrada. El departamento de Educación Física, sobre todo, tenía al final de curso una demostración de todo lo que habían trabajado durante el año y así fue como surgió este evento, llamado muy pomposamente Olimpiadas, que poco a poco ha ido creciendo hasta lograr ser lo que es ahora", cuenta el padre Cardo Madrid con gran orgullo por lo que ya se ha consolidado.
El acto continúa con la lectura del juramento realizada por Matías Felipe Suárez, el alumno más joven de la sección de Tamaraceite. El padre Félix Martínez Lozano, provincial de los Misioneros Claretianos de Bética y titular del colegio, se encarga del pregón. "Como el atleta, el niño y el joven tienen también que recorrer todo un camino de aprendizaje, de esfuerzo, de renuncia, que les entrene y les prepare para la vida", resuena la voz del pregonero. Martínez no deja pasar la oportunidad de recordar las palabras del papa Francisco: "La actividad deportiva se caracteriza por unir y no por dividir". De ahí que añada casi al final de su discurso que "nadie olvide que en estas Olimpiadas todos ganarán, porque para ser un buen deportista no existe nunca la derrota. Unas veces se vence y otras... se aprende".

Ya lo anuncian los presentadores Nelly Rodríguez y Diego Rodríguez, tras hacer su entrada en el recinto flanqueados por unos lampiños guardaespaldas, el espectáculo de cine promete. Un clásico de los dibujos animados suena. "Hi, hoo, hi, hooo". Los primeros nominados en mostrar con maestría sus dotes de gimnastas deportivos son los enanitos y Blancanieves de Educación Infantil. Por si a alguien le queda duda de su talento, los más chiquitines tiran al suelo sus palas de mineros y rompen moldes con pirámides humanas y acrobacias al ritmo del conocido Gangnam Style. La pequeña princesa y sus amigos no son los únicos personajes Disney presentes en Tamaraceite. Lumiere y Din Don se atreven a preparar un gran Festín en el patio, acompañado por unos profesionales cocineros de primero y segundo de Educación Primaria.
Unas cajas de plátanos en medio de la pista descoloca a los presentes. Al ritmo de Rocky, los chicos de quinto de Educación Primaria empiezan su actuación representando los anillos olímpicos. Organizados por colores muestran el método de sentadillas, flexiones, abdominales y algunos ganchos de boxeo. De repente, cambia el registro por completo. "En la noche que me envuelve, negra, como un pozo insondable, doy gracias al Dios que fuere por mi alma inconquistable...". Las palabras de Nelson Mandela, que nunca morirán, vuelven a resonar, haciendo vivo su recuerdo mientras de fondo está la banda sonora de Invictus. "Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma".
No es el único mensaje que quieren dar los jóvenes. Contra todo signo de violencia, de la índole que sea, y en una muestra de rechazo al episodio que vivió el jugador de fútbol Dani Alves, se puede leer en letras bien grandes: "Todos somos monos", es decir, todos somos iguales, por si alguien en pleno siglo XXI no se ha enterado aún.
Vestidas de animadoras ellas y emulando a baloncestistas ellos, pisan fuerte los basket lovers de tercero de primaria. Pompones y balones de baloncesto no dejan de moverse al ritmo de Where are you de Paffenderf y The Real Booty Babes y Together de High School Musical. De un instituto más antiguo proviene la tendencia y el estilo de la pandilla de Grease, que antes de actuar se ajusta bien los pañuelos al cuello y, por supuesto, se retocan el tupé. Los chicos, sin soltar el peine prácticamente y las chicas, sin dejar que ellos se pasen de la raya, crean coreografías deportivas de lo más electrizantes.
Indios y vaqueros invaden el escenario. En un canto a la vida y a la naturaleza los chicos pasan de coreografías enfrentadas a un baile conjunto al más puro estilo country de Río Bravo; El bueno, el malo y el feo; La Diligencia o Camino de Oregon, entre otras muchas. Y del Oeste al espacio. Los soldados clones de la Guerra de las Galaxias toman el centro educativo, eso sí, en son de paz. Tras ellos, el grupo de gimnasia rítmica deleita a los aproximadamente 2.000 asistentes antes de que los seres espaciales vuelvan a visitar el escenario. Como si de Armageddon se tratara, los gimnastas deportivos intergalácticos de primaria y secundaria lograron abrir más de una boca de asombro ante las acrobacias y saltos de trampolín que tan bien dominan. Entre ellos se encuentran varios campeones que ostentan títulos a nivel insular y nacional. Víctor de Armas, a sus 10 años, consiguió hacerse con el oro el pasado mes de mayo en salto de trampolín es piscina. Paradójicamente, y aunque el pequeño muestra gran destreza, a él lo que más le gusta es "el fútbol", según confiesa. De Armas no es el único medallista del centro, pues entre los pupilos claretianos se encuentran numerosos poseedores de títulos en diferentes categorías y deportes como esgrima, natación sincronizada, ajedrez, baloncesto y gimnasia deportiva. Con ellos también se pretende compartir la alegría de la victoria obtenida a lo largo del curso.
Se acerca el final del evento con pinceladas del séptimo arte. Y como en todo buen desenlace, es momento de revelar el secreto mejor guardado de todas las ediciones de las Olimpiadas. La expectación del público que ha sobrevivido al fresco de Tamaraceite y a la amenaza de lluvia, es paliada con un nombre: José Nieves Toledo, profesor del colegio a quien el mayor de todos los de la sección de Canalejas, Francisco Javier Ercilla, le entrega la antorcha. Acompañado de varios alumnos y de la melodía de Carros de Fuego, Nieves consigue prender la llama del pebetero con el que se dan por inaugurada las jornadas olímpicas que tendrán lugar hasta el próximo jueves. La emoción y la alegría se materializan en aplausos, tal y como sucede con las buenas películas.

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