El arrepentimiento

Por Luis C. García Correa
El arrepentimiento es la virtud de los sabios y de los santos.
En general, consideramos sabio a quien sabe lo que no sabemos los demás, a quien sabe un poco más, o a quien lo sabe mejor. Ahora bien, también es sabio quien sabe arrepentirse, quien practica la virtud de la humildad.
Santo es el que ama sin límite, vive para el amor, y muere por, con y para el amor.
El arrepentimiento conduce a la felicidad. No hay felicidad sin arrepentimiento.
La humildad es condición "sine qua non" del arrepentimiento.
¡Dichoso el humilde, que alcanza el bien espiritual y el reconocimiento material!
La humildad es la virtud de la felicidad, de la grandiosidad y de la hermandad.
Quien se arrepiente allana el camino: promueve la reconciliación donde había desunión y separación.
Arrepentirse crea un estado de felicidad, de agradecimiento, y de satisfacción, que lleva por el sendero de la perfección.
¡Dichoso el arrepentido! Alcanzará el bien.
El arrepentimiento es el camino de la santidad, de la felicidad y del enriquecimiento moral y material.
No hay felicidad sin arrepentimiento, ni arrepentimiento sin humildad.
Dichoso el humilde que arrepentido consigue la felicidad.
El arrepentimiento conduce al bien, a la posesión del bien, para tener la paz y la posesión del conocimiento del bien.
¡Dichoso el arrepentido, porque tendrá lo merecido!

¿Y todo esto para qué sirve?
Para que usted reflexione y vea: si es humilde, si se arrepiente y pide perdón por los errores que comete, si se preocupa de la felicidad del amigo, del vecino…
También: ¿Es usted una buena persona? Si ha leído este tema y reflexionado es usted una gran persona.
Todo el que se arrepiente, crecerán en sabiduría y santidad.

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