Gofios de Hecho y de Derecho

Por Antonio Domínguez
GOFIOS DE HECHO
Discrepancias con un hombre que vive del periodismo en papel (oficio difícil hasta lo imposible y no se lo deseo a absolutamente nadie) “DIGO TU NOMBRE” es el nombre del artículo del que discrepo, inserto en domingo del 25, octubre y 2015.
Trata de una ficción: de un individuo que se echa a pensar sin permiso. Trata también de una ratificación ministerial de septiembre de mil novecientos cuarenta, toda vez que desde el año 27 ya se había declarado Las Palmas, como Las Palmas de G. C. con este nombre exacto.
Nombra a Cantero y al difunto Don José Rodríguez, director  de “El Día”. Nombra el pleito insular. Muerde al decir que todo puede que se haya producido “por culpa” de la anexión de San Lorenzo y, eso es mentira. A los naturales del municipio de san Lorenzo no se nos preguntó si queríamos morir quemados por el de Las Palmas. No es mucho decir que es mentira cochina y en suelo de chiqueros podrida, que san Lorenzo se anexionó: fue robado en el robo de todos los robos ¡¡que se trata de un municipio coño!! Después de morder sopló –más tarde- diciendo que hubieron pistolas sobre la mesa.

GOFIOS DE DERECHO
Yendo (y por llevar) los enunciados por orden de aparición, me da pena, “se me arranca el alma” cuando veo a verdaderos periodistas del papel; inteligentes, con solera de añejados observadores, valoradores a la velocidad del relámpago y sin embargo al deberse a la mordaza que también sus jefes padecen, por a quien sirven pagados, están en tremenda desventaja de los que no escribimos para comer. Todo nos sale cohesionado porque no tenemos que andar funambulescamente para no caer por el abismo después del cierre y la banca rota, que hay que evitar en la empinada pendiente; cayendo y volviéndolo a intentar.
Decir antes que nada que mientras los pobres periodistas han de andar con pies de plomo, los que estamos en internet, podemos calzarnos las botas de cien leguas para llegar a donde queramos ¡siempre sin transgredir la ley! Cuando no había internet podían mentir con descaro y por corporativismo callaban todos; ahora han de tener cuidado total porque somos unos cuantos millones por todo el mundo, con compresión de lectura, entre miles de millones de analfabetos funcionales; incluso licenciados mil, capados en esto del entender; que suele ir mucho más allá del saber. Para decir esto último están castrados los embozados que ganan los platos de comida escribiendo en papel, que malamente da los gastos. Entre los frenos deontológicos y los frenos dinerarios de los intereses de quienes les pagan, no pueden ni atisbar -y menos decir- las dos verdades mas axiomáticas y grandísimas que en el mundo son: el pueblo es tonto, tolete y mentecato, y el que no es testigo verdadero es testigo falso, si no, lo es de un Dios. ¡¡Jamás un padre de familia dirá palabras tan duras al pueblo al que vende papel tiznado, del cual, depende para vivir!!. Desde que llegó internet se acabó (o no tiene valor) la mentira, aun la de mayor grandeza belleza y estilo vestida; ya en muchos bailes no la dejan pasar.
Un ciudadano, sin necesidad de inventar nada, ni de títulos, ni saberes en artes ni oficios, puede ser individuo cerebralmente desarrollado. La gran valía que pudiera tener no la puede demostrar, porque para eso hace falta formación: teoría y método; precisamente algo que tanto escasea en las partes y por todas partes.
A partir de aquí ya no se puede continuar al tun tún y, uno ha de acudir a la memoria de experiencias materializadas de y con las personas con las que se ha convivido.
El párrafo introductorio del artículo “DIGO TU NOMBRE” es el que contiene lo mas indigesto. Es donde dice ­­– su autor- “que le apena el déficit tan grande como objeto de reflexión en el arte, la literatura y en general la cultura”. 1) La reflexión no se da en canarias (lo digo por lo de Gran Canaria) ni en Tenerife, se está dedicado a las romerías, al peloteo balón-día y noche, a carnavales con sus reinonas de entremeses, botellones, villancicos, misas del gallo etc. 2) en cuanto a literatura hemos tenido a Galdós en esta isla; también al imaginero lujan, además de Alfredo Kraus; Néstor con sus poemas del mar y de la tierra. Con estos faros guía, no sé a qué lugar tienen entrada estos calambrazos de usted.
El autor del artículo, medio se lo toma al cachondeo cuando después de decir “las palmas de G.C.”, dice “naturalmente”. Manda a airear, pero yo nunca me atreveré a airear ese pensamiento, porque lo mande un iluminado y además no considero una realidad compleja esa proposición. Creo tener mas de treinta habitaciones en mi cabeza, además de gran almacén donde guardar esas riquezas; esas, que todo desheredado tanto ansía (“la modestia en la persona que tiene conciencia plena de no inferioridad respecto de los demás es pura hipocresía”). Despejo de cabeza las contradictorias tensiones del nombre: Las Palmas de Gran Canaria. Dice usted que se necesitaría de toda la economía lingüística de la que se fuese capaz. Sabemos que hay (ya lo hemos dicho) una mayoría de analfabetos funcionales, aquí y allá; a mi no me frena este imperativo, yo no tengo que echar mano de ninguna economía lingüística porque considero una mentecatada las islas, la isla y me da igual a esta decirle Las Palmas, como Las Palmas de Gran Canaria. ¡¡Pero hombre!! ¿Qué es eso de decir que nombrar G. C. sea repetir fas-ti-dio-sa-men-te?.
Trabajo muy elaborado el aludido artículo que analizo: muerde y sopla, pega y huye, vocea y se esconde, repica y asiste a la procesión. Hay que decir que como artículo es magistral: por dar a entender lo que jamás podrá decir un hombre que vive del tremendo trabajo de disfrazar cuanto piensa. Se trata de comer él y la familia, o irse a debajo del puente.
Mas en el plano general pone por las nubes a Cantero. Dice que Cantero dice tener documentos manuscritos de cómo se le llamaba a la capital… ¡¡¡y ya usted ve!!! No ha dado señas de poseer ni uno del flagrante robo de San Lorenzo. Dice que millares le da la razón jocosamente (muy divertidamente) a ese genio de Tenerife: al difunto Don José Rodríguez; el que fuera benefactor, bienhechor y defensor de todo lo Gran Canario. ¡¡Este dichoso Agustín!! ¡¡... que joderse!!
Califica de anexión y de simpleza, cuando utiliza la palabra “simplemente”, para referirse a lo que fuera saqueo y pillaje, y, nada de eso; fue delito incalificable; fue necedad, estupidez a lo que saliera a tontas y a locas, deprisa y corriendo, atolondradamente, desordenadamente; si no es que se quedara como se queda, en uno de los robos mas criminales y encarnizados de ensañamiento cruel y sanguinario: o del más grande de los robos. Me la trae al pairo que Millares diga Las Palmas; yo también lo digo y gano más y no voy a la cárcel por eso.
Por la no agilidad de mi prosa ni me atrevo a esas desinhibiciones, y por tan difíciles vuelvo y digo que me dan exactamente igual. Que diga el señor Agustín cuanto quiera, no es mayor problema para mí; a ver si no me decepciona demasiado.
El Teide es una montaña más alta que otra. La playa de Las Canteras solo tiene arena y agua ¡como todas!. Hablando de tonterías se retrata el tolete: presume de carnaval, que viene a ser “la puesta en escena del atraso de un pueblo”
Si cuando la división en dos provincias, fue oficial el nombre de Las Palas de Gran Canaria, no hace falta un funcionario de mente enrevesada para rechazarlo por defecto de formas. “Si originara quebraderos de cabeza” ¡¡¡joderse y no haber nacido!!! No yo, porque al ser de aquí no me molesta, esto, júrolo hasta por Dios.
San Bartolomé de Tirajana, Aldea de San Nicolás de Tolentino, Las Palmas de Gran Canaria. Nombres largos los hay hasta en Tenerife; ¿de qué vino cargaron al mencionado Trapero para que le diera por decir que un nombre concreto es cargante? A mí me dan igual contextos equívocos como inequívocos en estos domésticos jaleos, pero, a los pijos les es de ley pronunciar nombres completos aunque se tarde una semana. Y suele pasar que si ven que con ello joden, tardan mas de la cuenta; y le importará nada consumir mas energías de las necesarias. Animadversión, tirria, aversión-maníaca; en cuanto cargante, redundante y acojonante. ¡¡Por favor!! Si no hay que añadirle a Las Palmas nada más que cuatro letras (de G. C.)  contra, cónchale.
En cuanto al árbol que nos da su nombre, la palma (estoy de acuerdo con eso), hay que valorar el precio de la unidad en su estado, que si se muere por descuido, la ha de pagar y se le cobrará sin piedad al que se escaqueó del cumplimiento de su trabajo antiplagas.




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