Las energías renovables
Por Luis C. García Correa |
Todos tenemos que ser conscientes del enorme daño que nos estamos causando y que puede llegar a ser irreversible, si es que todavía no lo es.
Nunca es tarde si la dicha es buena.
Basándonos en este refrán y teniendo, como tenemos, esperanza, pues creemos que el mal no vencerá al bien, confiamos en que podemos cambiar la tendencia y no llegar a extremos inconcebibles e irreversibles.
Las emisiones de CO2 a la atmósfera siembran el pánico y el pavor en la Tierra. Deberíamos reducirlas YA, drásticamente.
Las energías renovables no son el futuro, son el presente.
En Gran Canaria tenemos un buen ejemplo: la comarca del sureste.
La Mancomunidad que forman Agüimes, Ingenio y Santa Lucía es admirable y nos ofrece un modelo que vale la pena considerar y admirar.
Desde hace años estos Municipios desarrollan las energías renovables, no contaminantes y generadoras de energía y riqueza.
De ser una de las comarcas más pobres de nuestra isla, hoy es de las más ricas. Y siguen creciendo, en sabiduría y riqueza material.
Fueron los primeros en implantar el terciario de las aguas residuales, con lo que han conseguido su perfecta y enriquecedora utilización. Han convertido aguas residuales en aguas de calidad para el riego.
Recientemente, y después de muchos años, lo ha conseguido el Cabildo Insular de Gran Canaria, lo que permitirá que caminemos por el sendero del progreso utilizando un agua útil para la agricultura y riego de jardines.
Ahora sí podemos reverdecer nuestra isla de Gran Canaria.
El agua, en Gran Canaria, España, es oro líquido.
Hoy, las energías renovables son numerosas y todas con posibilidades de ser usadas en nuestra tierra: la del viento: la eólica; la del mar: maremotriz; la del sol: la solar; calor de la tierra: la geotérmica; la biomasa desarrollarla en desiertos; el salto de agua de las presas etc. etc.
Haberlas, haylas. De nosotros depende.
Los gobernantes deben representar al pueblo. Nosotros tenemos que saber lo que necesitamos, e informar y exigir a los gobernantes haga lo que les decimos. Pero para ello hay que participar honestamente y no ser unos despreocupados o pasotas.
Hay que tratar a la Tierra conforme a sus propias reglas, que será para su bien y para el nuestro.
Soy de los que piensa que hasta los tsunamis tienen algún efecto por causa de la acción de los humanos. Demasiadas bombas todos los días.
No podemos vivir sin conocer nuestras realidades. Y no podemos, ni debemos permitir, que el desastre se enseñoree de nuestras vidas y del mundo entero.
Nuestra generación no se merece un Planeta inhabitable. Tenemos que dejar a las generaciones siguientes y futuras un Planeta azul y no un Planeta negro e inhabitable.
Somos responsables de nuestras vivencias. Somos protagonistas de nuestra historia, individual y colectivamente. Que otros no decidan por mí.
Si exigimos a nuestros representantes la solución de las necesidades públicas, una de las más importantes es la gestión responsable y prudente de los recursos de nuestro Planeta. Por eso soy partidario del establecimiento, ur gente, de las Energías renovables. Las energías más baratas y más limpias y de una gran posibilidad de rentabilízalas dando riqueza.
Si no soy solidario con el bien de los demás, de mis contemporáneos y de los que vendrán después de mi, no tengo derecho a la queja.
Apoyar y exigir que se establezcan las energías renovables vale la pena: nos estamos jugado a vivir en armonía y felicidad, en este maravilloso mundo que aún tenemos, o a no poder vivir.
Y, ahora, como siempre, seguiremos hablando acerca de las energías renovables y de nuestra honesta participación, para un mundo bello y feliz.
La honesta participación de al menos la mayoría es la solución al desastre que se nos viene encima, y a TODOS.
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