La palabra Rey, y el Rey.

Por Luis C. García Correa
La palabra Rey se usa, comúnmente, para designar a un monarca o príncipe soberano de un reino o de un estado.
La palabra, sin embargo, tiene una enorme variedad de aplicaciones: se habla del Rey de la baraja, o del ajedrez; también señala a una cosa o a un hombre que sobresale por sus cualidades. A veces se presenta con un epíteto que tiene gran prestigio entre los niños: los Reyes Magos. Y así se podrían mencionar una infinidad de usos cotidianos, porque los Reyes siguen siendo la admiración y el deseo de ser alguien a quien admirar, porque son personas que nacieron, crecieron y han sido educadas para ello.
Lo que no se puede es generalizar y, en especial, aplicar la palabra rey a lo que es negativo o malo.
Hay quien para atacar, saca a relucir los actos malos de algunos reyes y, a continuación, elabora un principio general según el cual todos los reyes no son buenos y menos necesarios.
Muchas veces, he oído decir: no soy practicante, porque no creo en los curas. Cuando he preguntado la razón, resulta que el interesado trató a un cura malo y, como consecuencia de su experiencia dolorosa, generalizó para justificar su apartamiento de la práctica religiosa. Algo similar he oído y algunas veces oigo de los Reyes.
“¡Por unos, todos son malos!” Craso error, e injusticia sin igual.
¿Cómo hacer ver a esas personas - que supongo honestas y patriotas - el mal uso, consciente o inconsciente, de una generalización que se ha elaborado a partir de un hecho singular?
Y no digamos con respecto a los Reyes constitucionales. Que son, en especial, la representación de la nación. He oído ataques que pretenden defender otra opción política de representación nacional, como puede ser la República en vez de Reinado.
La palabra Rey nos debe recordar y orientar al bien porque la mayoría, aplastante, de Reyes han sido ejemplares, creadores de la nacionalidad, de países,… Algunos han sido emperadores, por haber creado imperios.
No dejo de reconocer que soy monárquico. Lo digo para que no me achaquen ceguera o cuestionen mi imparcialidad en el tema.
Trato de ser honesto con los demás y conmigo mismo. Así me educaron y así he tratado y trato de vivir, con la finalidad de compartir y ayudar lo bueno y necesario, como lo es tener un Rey en un reino, que en España es un Reino constitucional.
Quien tiene la dicha y honor de tener un Rey constitucional, debe protegerlo, amarlo y respetarlo.
Un Rey constitucional es un Rey nacional.
Un Rey constitucional representa a la nación como el mejor.
Un Rey constitucional se tiene o no se tiene, y tenerlo es un honor y un privilegio.
Un Rey constitucional debe ser amado y respetado por ser lo que es: representar a un País con una historia y un legado. Y la mayoría ha dejado un tesoro en hechos y dichos a lo largo de toda la historia de España.

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