Bosquejos desde la diferencia

Por Antonio Domínguez
Primero que nada elevo el valor de la palabra PRESUNTAMENTE a la altura de una atalaya y hasta más arriba, montada en artefacto volador que en el cielo vuela y por lo demás domina desde la altura cuanto le queda debajo: lo demás y todo, presuntamente.
 Se quejan los periodistas del papel, porque  se les ha acabado la pared y ya los hay en la calle y sin trabajo; lo de sin trabajo lo lamento… y me rompe el corazón, coño… súfralo quien lo sufra.
De lo que me río y sin ayudarme de ni una sola de ellas, sus trampuliñas (o de la mentira: incluidas verdades a medias). Es un grandísimo trabajo dar a intuir verdades que dichas claramente se considerarían locuras. El poco entendimiento a largo plazo, es de que han estado siempre tocando la noticia y dando opiniones superficiales para no zaherir a sus preceptores y accionistas (los financiadores de distinta etiología) o, los que hubieron haber tenido dinero para comprar placebos y verterlos en las páginas; que con su dinero tenían compradas… creando demagogos las fortunas en personas de directores y gente que estudió la carrera en pleno régimen con la idea de ensalzar “sus virtudes y santos designios”; que ya venían encabezados de sus escuelas y facultades ¡y la verdad así, siempre ha estado disuelta en la atmosfera, esperando siquiera fuera un solo coagulador tirando a la verdad, que nunca se presentó!.
Echaban a la papelera cuantas aportaciones que de verdadero calado, en cuerpo de cartas al director, recibían del pueblo instruido. Ahora, ¡las cosas han cambiado con las páginas de Internet y los periódicos digitales! El pueblo nos prefiere a nosotros, porque sabe que no le debemos ni un pan a este “trabajo” y que no nos debemos a nadie por un empleo; ni luchamos, trabajamos, esperamos, ninguna recompensa para la compra de segundas residencias. Me avalan mis razonamientos el descalabro de los periodistas que huyen de su condición declarándose periodistas y escritores. ¿Es que no escribe el periodista, es que el escritor no hace lo mismo, es que no es el acto de escribir el mismo aunque lo haga el intruso? Otra cosa es que se escriba bien o no.
En mis augurios les recomiendo a partir de ya ¡¡No compren mas bobinas de papel; gasten las que puedan de las que ya tienen y las que les sobren, pónganlas al alcance cerca del retrete; tienen una ventaja, no van a faltar en sus casas, para limpiarse durante generaciones.
Nadie que no se haya puesto a escribir de cualquier asunto totalmente al margen del estilo folletín-periodiquil y de mera lectura, podrá percatarse de lo difícil que es entrar al fondo en materia despreciando y dejando a un lado las demasiadas tonterías y sin ayudase de una sola tontería.
¿Cuál es la principal responsabilidad del movimiento y sus voceros licenciados en/la dictadura, los cuales, todos, nos siguen aun hoy considerando leche de machanga (mona) creídos en la obligación de enseñarnos en los santos designios, propios de los trasnochados maridajes en pos de la que fue la España unida en la ciencia de partir un huevo para diecisiete y que las partes pesaran exactamente lo mismo? ¡Es que nos deformaron el cerebro para que no alcanzáramos comprensión de lectura! Donde les correspondía poner esfuerzo, pusieron burla.
¡Se acabó el cachondeo señores! No perdonen la arrogancia mía, castíguenla, porque les digo que se les imponían desde arriba los preceptos, que además, venían acompañados del expeditivo cheque en blanco ¿Ahora no? ¡¡¡Ojalá!!! Y que cobre valor ya la palabra presuntamente, en el sentido allanador que tiene, que no allanamiento para nada: del que SAN LORENZO es víctima (ejemplo).

Me he referido a los tantos que no pueden comprender del todo; no hay otra solución posible –por lo menos no está en mí- diviértanse y sobrecójanse en santaceciliano éxtasis de amor divino; por lo menos, vivan la experiencia en positivo, sean felices, que al fin es el estadio-parámetro mas codiciado hasta en el más recóndito rinconcito del mundo.
Se han amoldado siempre a cobrar y a la ley del mínimo esfuerzo. Pero, ¡¡Se acabó el camino llano y el periodismo asociado, los andares distraídos, las encantadoras cálidas brisas; la paz, el amor, la ensoñación… la felicidad orgiástica de  la contemplación de los flejes de dinero!! “Se acabó la diversión, se fue el comandante y se puede continuar” (en la seriedad que al ser humano le sea permitido, por naturaleza, alcanzar).

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