GOFIO AMASADO EN LAS LÁGRIMAS DE ADÁN.
Por Antonio Domínguez |
No podemos hablar de dicotomía cerebral en ningún aspecto si bien es cierto que el cerebro tiene partes desde las que se ha llegado evolutivamente a la complejidad de la corteza suprarrenal, no podemos olvidar que el cerebro físico es uno en total; por lo que no es dicótomo. Por tanto cuando hablamos de su propiedad genuina que es el pensamiento. Solo podemos especular como este se produce, en que parte está, como se aplica y en que se implica; y eso que todo el mundo cree saber, -no lo sabe nadie-. Pensamiento es tan solo una palabra que le da nombre a un fenómeno y ella no es nadie para dar a entender que ese fenómeno está ventilado. Hace recapacitar con preocupación, el concepto pensamiento que jamás ha sido revisado ni siquiera cuestionado; estamos por decir que es quizás el concepto más viejo del mundo, y solo ello nos debería hacer desconfiar si es digno de ser admitido, ¡así! tal cual. Desde luego, aquí no se niega el pensamiento ¡faltaría!, se le da una enjundia tremenda pero fuera del conocimiento sin que por ello tenga lugar la dicotomía puesto que tanto el uno como el otro fenómeno, como así mismo todos los fenómenos conocidos o ignorados están inmersos en él. Los conocidos sintéticamente y los desconocidos a priori.
En estos asuntos los científicos son como los políticos, hablan y por hablar para vender su ignorancia a nuestra ignorancia supina y aun cuando se ha llegado a la descripción de ADN y a más micro y macro-conocimientos verdaderamente anonadantes, por el medio la macro y la micro-ciencia. Andan por ahí la incógnita del dichoso cerebelo, de momento (esos padres) insalvables. Por eso ¡ánimo muchachos! Aquí podemos opinar todos, mientras más toletes seamos mejor; los que no lo son han llegado a trepanar para extraer pequeños nódulos, o intentar drenar un edema y para de contar. En la neurología se ha llegado a saber en las zonas que se gestionan los sentidos, el sexo, etc. y para de contar.
En la psiquiatría se ha llegado a detectar algunas hormonas que la química regula con fármacos, los mas, derivados de un par de principios activos y para de contar. De la psicología ni se puede empezar a contar porque es una auténtica machangada. ¿Negamos aquí estos maravillosos avances y no estamos agradecidos a la ciencia?, ¡¡no!!. ¿Somos escépticos en cuanto nos dicen del pensamiento del que intuimos conocen la cuestión prácticamente lo mismo que nosotros, ¡nada!. ¡¡Si!!. Apelamos a un esfuerzo de sintaxis (no tenemos nada contra los taxis) para que quede esto solo en demagogia y no alcance la demagogia pura. No pretendemos colar como un suceso estas nimiedades y por lo tanto en una sucesividad en el dormir. Sabemos lo que de pueril tiene considerar esta elaboración un suceso: concientes de la ninguna trascendencia cuando además los auténticos sucesos en el mundo de las letras nunca se les hizo caso, siempre hay brigadas y cuadrillas noche y día de guardia para echar tierra y más tierra para que no asome nunca la cabeza. ¿Cree usted que tratamos de comprobar y homologar nuestras indoctas opiniones con las grandes que han sido?. Muy bien, si esto según su opinión respira eso, nada podemos hacer. Solo podemos humildemente esgrimir el argumento inargumentable en esta tesitura –de que está equivocado-. Nos conformamos con que se nos tolere –como se soporta lo inevitable-: ráfaga de aire frío; noche de densa oscuridad; calima africana; calle de denso tráfico; contador de chistes; madrugar por obligación; extracción de una muela; la alocución del político; el editorial de un periódico canario y otro más , grancanario; las expectativas y las arruinantes multas al campesino por ejercer de dueño total de su propiedad, sabemos que hay un montón de fenómenos meteóricos que no se pueden evitar: exactamente igual que los políticos y las gestiones chulescas. Eso si está en el sucesivo suceso que se va sucediendo inexorable, inmóvil en su consecuencia natural que consiguientemente pare siempre engendros de su propia naturaleza. ¿Y quién se opone al poder-joder del poder?. El poder no está para ayudar a que el que no puede pueda. Está pudiendo para poder: poder poner mano en el pecho del que no puede y empujarle violentamente fuera de sus ilusiones, sus sueños, sus causas necesitantes, su herencia cultural (psicológica), sus debilidades y fortalezas de costumbre ancestral: sus vicios sociales, lícitos y legales de conducta, en una palabra, castrado. Eso que conocemos como capado auténticamente. ¡Claro! Que teniendo usted (como todos) que soportar ineludiblemente todo el etc. que de las opresiones a que nos inducen se derivan no nos parece mal que no nos quiera soportar además y abandone esta lectura de sopetón en este momento. Con la ilusoria idea que tenga propósito de “pegársela” entre pecho y espaldas continuamos diciendo en la próxima entrega semanal.
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