Los ciudadanos: ¿piden o exigen?
Por Luis C. García Correa |
Los ciudadanos ¿pedimos o exigimos a nuestros representantes políticos?
Sin la menor duda: los ciudadanos exigimos a los políticos en activo, en especial a los que tienen autoridad y administran los bienes casi sagrados de la comunidad, que cumplan con su deber de trabajar por el bien de la comunidad. Ese es su papel y el que tienen que realizar, lo contrario es defraudar, dañar y perjudicar a esa comunidad a la que sirven.
"¡Los ciudadanos no pedimos, exigimos!" Sí, exigimos.
Para exigir hay que ser honestos. Y para estar en autoridad atendiendo a las exigencias de los ciudadanos, no solo hay que ser honestos, sino saber que esa autoridad es derivada de la honestidad, de la lealtad y del amor a los demás.
Los políticos elegidos en una votación honesta y leal –ojalá que sea con listas abiertas, que espero pronto sean una realidad- son servidores, las 24 horas del día, de la comunidad a la que sirven.
Los ciudadanos exigimos a los políticos en activo, con honestidad y respeto, la máxima atención y trabajo en la ejecución de los mandatos que les damos.
Los políticos, en activo, están para resolver los problemas que tenemos en el pueblo. Para eso fueron elegidos.
"¡¡¡Ser político no es una canonjía, ni un ordeno y mando, y menos una forma de vivir a costa del pueblo!!!"
"¡¡¡Ser político, en activo, es obedecer las órdenes de ese pueblo!!!"
Oírle decir a un político que "oirá al pueblo", como algo relevante, magnánimo y no obligado, es una aberración que hay que eliminar.
Claro, tiene que haber un pueblo honesto, participativo y unido que tiene así autoridad para mandar, porque tiene y conoce sus auténticas necesidades y lo decide la mayoría.
Los ciudadanos ¿Piden o exigen? Exigimos, sin la menor duda.
De las grandes experiencias de mis vivencias como concejal fue el tratar de obedecer las órdenes que me daba el pueblo honesto, participativo y unido.
Siempre digo que cuando era concejal no me equivoqué, porque nunca llevé al Ayuntamiento mis ideas o creencias, sino las necesidades que me decía el pueblo. Por las que trabajé.
Estoy en deuda con mi Ayuntamiento porque aprendí a obedecer y respetar las sabias órdenes de mi pueblo, unido en sus Asociaciones. Esos mandatos y encomiendas me hicieron mejor persona.
Estoy y estaré, lo que me resta de vida, eternamente obligado y eternamente agradecido.
La experiencia es la madre de la ciencia. De la ciencia de la vida.
Cada año que vivimos –y casi sin darnos cuenta- aumentamos en sabiduría, en lealtad y en amor a los demás.
"¡Quien no progresa en esas virtudes y valores, retrocede!"
Los ciudadanos ¿pedimos o exigimos? Usted me lo dirá.
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