"MI ACATAMIENTO A SU MAJESTAD EL REY Y MI AMOR A LA MONARQUÍA”
Por Luis C. García Correa |
Por tradición familiar - y por propio convencimiento, amor y admiración, -soy monárquico de convicción y de todo corazón. Manifiesto, y de la forma más elocuente - ojala convincente -, que me honro con ser y tener la responsabilidad de ser monárquico.
Tener monarquía es un signo, entre otros, de larga historia, de cultura y responsabilidad.
(Se tiene o no se tiene una monarquía, y hoy, con ese concepto de que lo anterior hay que cambiarlo - sin tener la objetividad y conocimientos del tema, se propala, y si hay personas sin educación familiar, y con el instinto de oposición, solo contenido por la educación familiar aceptad - quieren cambiar, despreciando la historia que, durante siglos, hemos ha vivido y luchado por y el pueblo español)
¿Quién no comete errores? Si existiera una persona que no hubiera cometido nunca algún error, sería la única que tendría la autoridad moral suficiente para decidir cualquier cambio que crea con honestidad, conocimiento, buena voluntad, y la experiencia de haber participado por el bien de los demás sin pedir nada a cambio. Los demás tendremos opiniones, sumamente respetables, pero no cambiables.
La corrupción es la consecuencia de la falta de valores heredados, tener y ser un malcriado. Sea quien sea.
Para que haya corruptos tiene que haber quien corrompe y paga, como el receptor corrupto que recibe a cambio de la sinvergüenzada realizada.
Cuando exista una mayoría de honestos y participativos, no existirá la corrupción ni problemas. Habrá situaciones problemáticas que esa honesta participación solucionará. Esa es grandeza de la honesta participación. Y eso debe ser la monarquía parlamentaria.
Respeto, con toda sinceridad y verdad, los diferentes regímenes políticos, salvo los que van contra la libertad.
“¡Después de Padre Dios, la libertad es el fundamento de la plena felicidad!”
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