Desde el saber básico

 

Por Antonio Domínguez  

Perico, en nuestras largas charlas en las que hemos dilucidado todo y de todo, tú siempre me has dicho que yo soy un comunicador no al uso ni al modo ni un poco por. Siempre me animaste a coger los apuntes y a verterlos juntos sin mucho ni riguroso espíritu de orden; en el principio jeroglífico para obligar un poquito a la atención distraída y así ir al auxilio del riego neuronal que gestiona la atención y concentración. Y ello dices Perico que es una ayuda al prójimo en toda regla.

Haciéndote caso Perico, entro por este camino mío campo a través, muy lejano de las holladas veredas.

 El pensamiento es una esencia; con esa esencia se nace y se vive toda la vida; el pensamiento menos versátil o el más, (el que es genuino y no pensamiento del conocimiento) da lo mismo. Con él se vive siempre, se muere con él, es decir, ante la dificultad del asunto, no es una especie de espíritu manejado por los videntes que “solo ellos puedan ver y tocar”; en nuestro caso es física absoluta porque no solo deviene, sino que viene; se produce en el cerebro en su dinámica mecánica, física,  biológica, química etc. Ya se que esto puede parecer muy raro, (no a usted, lector avisado).

Concateno (me hecho fuera) para decir que en el sistema están tan preparadas las cuestiones de estilo, que todos los puntos de partida quedan establecidos por el poder que corresponda, que al grito de ya, pa’ lante todos. Esperando hacerme entender con estos escurridizos paralelismos y metáforas; no estoy muy acostumbrado a tener el conocimiento entrenado para decir; creo que no permite el sistema mirar atrás, sino que enfrasca a huir, poniendo cada vez más cerca las metas, de los puntos de partida, hasta que llegue el día (ya no lejano) de dejarnos sin metas y llevarnos al caos absoluto, que sueñan, donde zarandearán grandes y así botella de champán, con el dedo gordo en le gollete, y rodarán un poquito el dedo gordo, para que salgan a presión “las grandes pringadas, que pringarán” y no asombrarán al sumido y moldeable personal, que estará celebrando un evento cualquiera. Se les dirá desde la tribuna ¡campeones! Y todos gritaran ¡campeones!, ¡campeones!, aun sin saber de qué. Se les gritará ¡muerte al  infiel!, y todos gritarán ¡muerte al infiel! olvidados totalmente que para eso, hay que ser primero fiel. Se les dirá a altura física y determinada del mandato ¡vamos a exhumar; a arreglar las aceras; a impedir que las casas sean ocupadas sin arreglo legal alguno; remozaremos el pueblo para que sea digno entre os dignos: vapuleo, choteo y mentira a alturas del ¡¡Hoy no se fía mañana sí!!. 

Lo que hay ahora mismo en todos lo cerebros que están vivos, ni mejorará ni empeorará. Bajo ningún aspecto se pierde la pugnada posición, muy lamentablemente; se mejore o se empeore con ello; y si no pregúntenselo a Goethe que fue el que dijo: “No hay tiempo ni fuerza que rompa la forma acuñada que se desarrolla viviendo”. Miren la acuñada forma de vivir de los presidentes de comunidad, del pozo tal, de las asociaciones mil, de las cofradías y cooperativas diversas y compárenles con las grades presidencias, de canarias, de Gran Canaria y ayúntenles sus calamitosas vicepresidencias. Verán quien tiene más y menos predicamento. Verán que, posiblemente, aun mas, con seguridad incontrovertible, el más encomiable presidente lo sea de una murga, o equipo de futbol, o de la congregación de los comerciantes del aceite y el vinagre y sal, o de la masa ternaria elevada a equis de la oración nocturna. ¿Por qué da tanto asco el vocablo presidente? Qué caray le han hecho a esta palabra para que solo su fonética mas cantosa que cantante, de pavor, espanto y aversión seguida de una descomposición de estomago propiciadora de inexcusable perentoriedad y carreras de calzones en la mano ¿ ¡¡¡QUE ASCO!!!

También me has dicho (enseñado) Perico, que yo puedo prevalecer alejado de la trilla de: planteamiento, desarrollo y conclusión; porque lo mío es un todo revuelto; que no es poesía, ni relato, ni historia aplicada, ni fabula, ni leyenda; siempre me dijiste; “voltea una bolsa de perras chicas y que ellos hagan montes de veinte monedas de cinco céntimos y así sabrán de cuantas pesetas disponen” (bellísima metáfora, que, entre lo muchísimo que tengo que agradecerte, también te agradezco). Además, en este sentido, me acuerdo me dijiste que, para tu gusto me encontrabas maduro, y, que según tú podía yo perfectamente olvidarme de las reglas para no patinar. Aseguraste que yo montaña abajo muy bien esquiaba y que no temiera ya ni pequeñas ni grandes caídas. Siempre agradecido y con las orejas muy tiesas y abiertas no ya a tus palabras, sino a pequeño educativo y enseñador murmullo tuyo.

Datos últimos: cuando le di a perico este escrito para que lo corrigiera en todos los aspectos, lo primero que me dijo fue: “Antonio, hay tales amasijos de conceptos que, no todos saben que el saber básico no es saber mínimo. Hay quien ignora que el saber básico es el primario respecto del segundario; que el bachiller es básico respecto de la carrera; básica es la licenciatura respecto del doctorado; como el mismo lo es respecto de la cátedra: el culmen mucho más allá que ser ministro. 

¡¡¡“cuidado Antonio!!!, me dices, la gente que ignora conceptos (muchos los hay hasta licenciados)  me conmina Perico.   Que hasta confunden erudición, sabiduría, academicismo, licenciaturas, cátedras, doctorados etc. Con la cultura. Es por lo que no te subas por las paredes si ves que confunden saber básico con saber mínimo. 

Tienes que saber Perico que, que tu amplia extensa visión solo se puede contemplar observando sus contrarios, que son, la memez, el engreimiento, pretensión en exceso, credulidad sin porqué y pasos al abismo con ojos vendados. De lo último no sabes nada, pero, conoces océanos de todo lo contrario. A tus pies.


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