Vivir de espaldas a la realidad
Por Luis C. García Correa |
Vivir de espaldas a la realidad es caminar por un sendero peligroso que nos puede llevar al precipicio del mal y caer en él sin necesidad.
La realidad es incuestionable y no vivirla es vivir en la inopia y en la equivocación, camino de la sumisión.
La esclavitud del momento es la aceptación de una supuesta obligación impuesta por la técnica y por el abuso de la técnica.
Hay quien no sabe vivir sin el uso desbordado e incontrolado del móvil.
Hay quien desde que tiene un momento lo usa para dialogar con el móvil, aparato inerte y obediente a lo que queremos oír y ver, y aparato activo que a veces nos dice qué ver y qué hacer y eso hacemos.
Vivir de espaldas a la realidad es caminar sin mirar por dónde piso, por estar sometido al móvil, y a las órdenes de los demás, aislándonos cada vez más unos de otros en vez de unirnos cada vez más ente nosotros.
La vida es muy corta para perderla en ser una marioneta de lo que hacen y opinan los demás, creyendo que estamos al día porque tenemos técnica y la mal usamos.
La libertad es un bien incalculable del que nace y crece el bien y la felicidad. La libertad es algo que se consigue cada segundo, no nos la regalan.
Todo lo que coarte y elimine la libertad nos hace esclavos, con los consiguientes problemas y desventajas del desarrollo de sumisiones que eliminan la necesaria autoestima y la necesaria comunicación personal con los demás.
No hay amor verdadero sin el abrazo personal.
No hay medio material y técnico –por muy avanzado y sofisticado que sea-que sustituya a la relación vis a vis.
Los sentimientos se viven personalmente. Lo demás es pura ilusión de creer lo que uno no es.
Ser esclavo se está convirtiendo en la tónica del momento.
Quien no tiene un móvil, y si es posible un coche, se siente un desafortunado un desgraciadito.
Los móviles y los coches, muchos aparatos técnicos son necesarios y ayudan a la vida. Pero hay que saber ponerlos en su sitio, hay que saber usarlos con moderación.
Consumir e imitar lo que hacen los demás y no vivir nuestra realidad se está convirtiendo en un mal personal y social. Este mal nos llevará a la desilusión y a la tristeza por la falta de la relación personal con la verdad y la realidad.
Vivir de espaldas a la realidad nos llevará, desafortunadamente, al mal.
Comentarios