Las recientes lluvias me han hecho recordar lo que era el Valle de Tamaraceite San Lorenzo hasta no hace muchos años. Era un vergel, en donde los estanques de barro se encaramaban como una pieza imprescindible en este ecosistema, de un valor etnográfico incomparable, puesto que datan del siglo XVII. En este espacio convivían hasta no hace muchos años, el ser humano y los animales en perfecta armonía. Los estanques llenos a rebosar abastecían no solo a los grandes cultivos de plataneras sino a las fincas pequeñas que rodeaban el entorno y que eran sembradas de plataneras, papas, millo, hortalizas y algunos frutales. Un paisaje que ha dado paso a un lugar abandonado, casi un erial, convertido en vertedero incontrolado y con piezas de alto valor etnográfico destrozadas.
Se llegaron a datar no hace muchos años, hasta cuarenta y siete estanques, que fueron realizados por el hombre y se convirtieron en un ecosistema lacustre repleto de vida, pero la mayoría se han ido secando por la acción del hombre. Las pocas aves que quedan sobreviven en un único estanque, del que ya casi no quedaba ni agua antes de las lluvias, por cierto un agua que puso el dueño del estanque pagándola de su propio bolsillo, aunque el Ayuntamiento vendió a bombo y platillo que había sido el propio consistorio. Este enclave está situado a menos de ochocientos metros del centro comercial Alisios, y no queremos que se seque. Gracias a que la agricultura se ha revitalizado algunas fincas de los alrededores han comenzado a cultivarse, lo que ha originado que se hayan llenado algunos estanques en el otro lado del Camino Viejo, límite del Paisaje protegido de Las Charcas de San Lorenzo.
Las lluvias que se han producido este pasado fin de semana han venido como "agua de mayo", en este caso en pleno septiembre, porque el estado en el que se encontraba este entorno, incluido dentro del Paisaje Protegido de Pino Santo, era penoso. Gracias a estas lluvias el paisaje ha cambiado en gran parte. El verdor se ha apoderado del mismo y el agua ya riega los estanques de barro y las acequias llevan agua que viene de barranco arriba como antaño.
Este fin de semana SEO Birdlife va a realizar con motivo del Día de la Aves el próximo 1 de octubre, un avistamiento de aves en la zona. Más de cincuenta especies, algunas de gran importancia ecológica y en peligro de extinción, han usado el humedal durante siglos, para vivir en ellas, nidificar o pasar el invierno. Aquí se han podido ver garzas y ánades, garzas reales, alpapúes, mirlos, cernícalos, aguilillas, chorlitejos, pollas de agua, alcaravanes...entre otros ejemplares, y también los patos que la gente suelta en el lugar, que forma parte del Paisaje Protegido de Pino Santo, y que hoy campan en la carretera de San Lorenzo esperando a que venga la gente a echarles de comer.
Los chiquillos antaño corríamos por las fincas de plataneras del lugar y nos refrescábamos en las acequias por donde discurría el agua que iba de finca en finca inundando sus terrenos de verdor y vida. Aprovechábamos para ir a remojarnos a alguno de los estanques, eso sí, a escondidas de nuestros padres por el grave peligro que conllevaba, y donde nos podíamos quedar hundidos si no lo conocíamos bien. Cuando los estanques se secaban o llevaban un tiempo vacíos, ya seca la arcilla y sin lodazal, nos servían de estadios de fútbol o de canchas de tenis, sobre todo aquellos que estaban en desuso y que incluso bautizábamos, como el estanque de Las Cañas, que tenía una gran piedra en el centro y por más que intentaron distintas generaciones quitarla, nunca pudo salir de allí. O el estanque de La Manzanilla, este al otro lado del casco de Tamaraceite, en lo que hoy es el límite con el Lomo los Frailes y donde se realizaban grandes torneos veraniegos o representaciones teatrales.
Al margen de recuerdos del pasado, los vecinos del lugar no solo pedimos al Cabildo Insular de Gran Canaria que actúe ya, ante la inoperancia del Ayuntamiento, en la rehabilitación y acondicionamiento del entorno de las Charcas. Que negocie con los dueños de una vez y podamos ver más pronto que tarde un Aula de la Naturaleza aprovechando los ecosistemas de la Mayordomía, las Charcas, la Montaña de San Gregorio y el Barranco de San Lorenzo. Este proyecto podría propiciar el contacto de los niños y niñas, jóvenes y adultos de la ciudad de Las Palmas de GC con la naturaleza en un entorno natural pero cercano a la ciudad, aprovechando la oportunidad que aporta la convivencia en un entorno diferente. Considerando el interés educativo, su explotación se podría realizar a través de empresas que cuenten con los recursos materiales y humanos necesarios que organicen actividades relacionadas con el medio ambiente y financiado por entidades públicas.
Pedimos una repoblación forestal con especies vegetales susceptibles de recuperar. Podrían ser especies que puedan servir al sector ganadero como comida para los animales. La creación de un aula de naturaleza, albergue y zona de acampada reducida donde escolares y población en general, en número reducido y en estancias de pocos días, puedan conocer los valores agroambientales de la zona, podría dotar a la ciudad de un espacio único a escasos metros de un casco urbano, pudiéndose dar la convivencia total entre lo urbano y lo natural.
Un sueño que lleva teniendo Tamaraceite y San Lorenzo más de veinticinco años, que se nos ha reactivado con las lluvias de este fin de semana y que esperemos sea realidad algún día, más pronto que tarde.
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