Construir o derribar
Por Jesús Vega Mesa |
Más de una semana he estado contemplando cómo se construía una enorme torre de andamios que ayudaran a algo aparentemente simple: pintar las paredes interiores de la alta cúpula del templo. Trabajo lento, peligroso, con trabajadores atados a unas cuerdas.
Y cuando acabó el trabajo de pintar, hubo que desbaratar la alta torre construida. Pero para esto último bastaron dos días de trabajo. Siete días para construir y sólo dos para destruir.
Lo duro que es construir. Lo fácil que es desbaratar.
Allí estaban simbolizadas tantas situaciones que nos ocurren en la vida.
Lo difícil que resulta a veces mantener la salud. Evitar excesos, comida saludable, visitas a los médicos, medicamentos… y de repente, la salud puede venirse al suelo, tan fácilmente por un contagio inesperado, por una caída tonta, por un resbalón.
Lo escuché muchas veces en la cárcel cuando la visitaba para hablar con los internos. Y José Manuel me lo escribía en una carta, hace unos días
Yo he sido siempre una persona normal, buena. Con una estructura equilibrada en mi pensamiento y en mi forma de actuar. He sido y soy una persona trabajadora, seria y cumplidora. Soy creyente y practico. Pero un día tuve un error. Y qué caro estoy pagando mi error. De repente, todo lo que construí se ha venido al piso. Ahora me siento Qué dura es la vida. Vives 50 años con fama de persona buena y, de repente, toda la estructura cae al suelo y te sientes la persona más mala del mundo”.
Es lo que pasa: Familias o amigos muy unidos que han levantado durante años una torre de entendimiento, de fiestas, de valores que parecían eternos y, en unos momentos, por una palabra, una mala interpretación, una sospecha, una crítica o una pequeña herencia, todo o casi todo se derrumba.
Viendo ayer cómo se deshacían tan fácilmente los andamios del templo pensé. No, conmigo no cuenten para destruir. Yo quiero construir familia, amistades, pueblo. Yo quiero ser constructor de mi pueblo y de nuestra Iglesia. Porque todos podemos serlo. Aquí, uno que se apunta.
La canción que a veces cantamos en la misa con los niños y niñas nos invita a eso. A edificar, no a derrumbar.
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