La Milagrosa surrealista
Por: Sergio Naranjo |
La cosa fue que la autoridad determinó desconectar las campanas cautelarmente, y aquí fue cuando el párroco hizo honor al carácter que tuvo el primero que se llamó como él, y presa del furor que la defensa de Dios le infundía, se abalanzó sobre el cuadro de palancas y no quedó una conectada. La feligresía hubo de pasarse unas cuantas misas al oscuro y convencer al pastor de las almas que a base de toletazos se le iba haciendo el juego a los denunciantes y vaciando la iglesia por motivos sanitarios. Llegamos entonces a la procesión del año pasado, con vivas al párroco que servidor no ha visto en más de cuarenta años de hacer el recorrido.
Pasó el tiempo y se pronunció la autoridad, cosa que no fue noticia, diciendo que el caballo blanco de Santiago es blanco. Pero hete aquí que el reverendo se emperreta en decir que la montura es burro, que es rucio, que es suyo y que de allí no lo baja nadie. Ya no se deja ver con las gentes del lugar; ya no hace servicio de archivo si no es en San Lorenzo Bendito; no ha publicado las cuentas; se rodea de unos cuantos, de San Lorenzo Bendito, y no admite a nadie del lugar. Para las fiestas intentó primero no hacerlas, no hubo novenario, y visto que aquello era un escándalo, se avino a celebrar un triduo.
Salió la Imagen en procesión el domingo, después de una magnífica homilía a cargo de Juan Carlos, el sacerdote invitado, sin un solo repique de campanas. Se encaminó por el recorrido habitual, pero nuestro don Camilo particular no acompañó la procesión y le dejó la papeleta a un estupefacto compañero, que tuvo el garbo en él natural para hacer las cosas bien. Y cuando iba a entrar la Imagen por la calle que da al Calvario, hubo de volverse por el lugar de salida, donde la esperaba, en una puerta lateral, el párroco rodeado de sus colaboradores, de San Lorenzo Bendito. La razón: Que el cura no quiso que la Imagen pasara delante de la casa del denunciante. Fue tal la sorpresa y el ridículo que hasta el denunciante que queda (parece ser que la otra ya no está) fue a darle la mano y reconciliarse con el cura. Y nuestro discípulo en Cristo, que en el Evangelio habría sido aquel que pretendió defender a Jesús espada en mano en el Huerto de los Olivos... le negó ostentosamente la mano. Supongo que esta debe ser su particular interpretación de aquel “no te digo perdona siete, sino setenta veces siete”. (Mt. 18, 21-...)
Ahora resulta que, atemperados los ánimos por la parte denunciante, va a ser el malo el agraviado, y los perdedores, como siempre, el pueblo inocente, que nunca se quejó de sus campanas, que quiere tener una misa por semana, y celebrar las fiestas una vez al año, dando la vuelta emotiva que dieron sus antepasados desde 1917 para enseñar a su descendencia su tradición, su raigambre con la Historia, que este nuevo profeta del yavismo puro se ha querido cargar. Quizá aquí sea el momento de recordarle aquel otro pasaje del mismo Mateo, 7, 6 (“No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose les despedacen”), para que quien se crea dueño por oficio de la Palabra vea que tan ignorantes no somos.
Con semejantes ejemplos de las virtudes cristianas, que tengan cuidado en San Lorenzo, no fuera que ahora para el mes de agosto, algo no le gustara a su párroco y mandara regar la parrilla y meter al santo en la nevera.
Comentarios
De las cosas que digo, empiece por decirme dónde hay una mentira: En el cambio de ruta de la procesión por capricho del cura; en la negativa a perdonar o hacer las pases; en la falta de las cuentas de la parroquia; en la ausencia del lugar si no es estrictamente necesario; en la falta de trato con los vecinos; en el intento de acabar con el novenario... Y después opinamos.
Gracias por opinar, saludos. Y cuando quiera más información de las andanzas de su héroe, gustoso se las daré.
Saludos.
Veo que no se informa bien de lo que afirma. Eso va en su contra como persona. En este tiempo me he ido informando y de lo que usted dice no se corresponde con la verdad. A saber quien le ha informado, seguro que no es de fiar, pues usted, que nosotros sepamos no aparece por la parroquia, y ni se le espera, pues para levantar los falsos testimonios que levanta no le necesitamos para nada. He tenido una conversación personal con el sacerdote y le ratifico sus palabras: “Nadie se le ha acercado para pedir perdón, nadie”. A usted le han engañado o usted miente y no se debe jugar con algo tan serio para los creyentes. La razón de las campanas fue tratada en una asamblea vecinal, pregunte a quien le ha dicho tanta barbaridad si fue o no fue así, y que durante las fiestas, el último día él explicó a los asistentes lo ocurrido con total disposición de ánimo Las fiestas fueron una gloria de alegría y esperanza para los creyentes de la Milagrosa, empañada sólo por la difamación suya en este lugar, que además no se ha dirigido al sacerdote para ver si es cierto de lo que se le acusa, como por ejemplo lo referido a las cuentas. Las mismas él viene exponiéndolas cada año, en torno al mes de julio o después; tras lo cual siempre las explica con la aprobación del Obispado, que hasta la fecha es de agradecer la gestión tan limpia que se ha llevado hasta hoy pues la parroquia cuenta con un Consejo de Asuntos Económicos, y ya verá que en eso hay claridad y transparencia, que no se si usted la tiene al hablar tan desbocadamente de nuestro querido párroco, el cual archiva toda las mismas para la consulta de los parroquianos, año tras año. Entre sus muchas palabras de descrédito, revíselas si han tenido razón con las fiestas de san Lorenzo, las cuales fueron una gozada y no las tonterías de mal agüero que usted vaticinaba. Pero que como creo usted no se baja de una burro aún no habiendo pasado por el camino sin montura, le recomiendo que dé la cara con la persona de la que habla, que es suficientemente adulto para oír sus malas informaciones y acláraselas como precede. Además, ¿usted es de Iglesia?, no, pues deje que los cristianos que si lo somos, que hagamos nuestra vida de creyentes sin tener que depender de su falta de cultura e información y mala fe. Revise antes de escribir y desacreditar a alguien y contraste las patrañas de quien con mala fe le ha dado tantas barbaridades que usted creyó y no contrastó, como es de desear en una buena persona.