Las Asociaciones de Vecinos
Por: Luis C. García Correa y Gómez |
La Federación nació para, unidas las Asociaciones, tener el poder de exigir el cumplimiento de sus acuerdos.
Solo fueron necesarias tres aptitudes: ser solidarios, participativos y honestos.
Aquellas señoras y señores tenían un corazón muy grande para quienes les rodeaban.
Con todos estos ingredientes se solucionaron problemas fundamentales y se pusieron los fundamentos para luego poder buscar las soluciones del futuro, tales como la seguridad en todos los sentidos, la educación, la sanidad, etc. etc.
Más tarde algunas Asociaciones se politizaron - cosa que se previó venir y se avisó -, lo que provocó su decadencia: lo fundamental había sido conculcado. Las Asociaciones ya no tenían el cimiento firme y poderoso de la sincera y desprendida honestidad de la participación. Estaban contaminadas y no tenían la autoridad y el poder de la independencia. Se mediatizaron.
Parecía como si se considerase más importante al partido que a la comunidad.
A lo dicho se ha unido un pasotismo generalizado y un individualismo aislante, que tanto daño causa y lo seguirá causando.
La necesidad y funcionalidad de las Asociaciones siempre existirán, por una razón: siempre habrán problemas sociales que nos afectan individualmente y cuya solución es la unión.
A mayor libertad se necesita mayor participación.
No existe auténtica libertad sin la participación.
El individualismo y el pasotismo son dos grandes carcomas del edificio de la libertad individual y colectiva.
La unión y la participación con la honestidad son la auténtica y definitiva solución de los problemas, y no digamos en esta crisis.
Y para esto las Asociaciones de Vecinos han sido y serán la solución.
Por supuesto, esto es un proceso que comienza con la educación a los hijos para que luego lo conviertan en propia e instintiva vivencia.
La solidaridad, la participación y la libertad no se improvisan, son una consecuencia de nuestras creencias y la práctica de las mismas. Se necesita que brille la libertad y la dignidad de la persona humana.
Nunca hubo tantos problemas y nunca hubo tanta esperaza.
Por eso, muchos seguimos luchando en este trabajo y en este esfuerzo.
El pueblo unido jamás será vencido.
Como siempre, de usted, de mí, de todos nosotros depende.
Y si a lo dicho alguna persona le suena a cantos de sirena, mal asunto, estamos peor de lo imaginado.
Comentarios