Homenaje a una familia que Juan Alberto Díaz llama mi gente
Por: Antonio Domínguez |
Por si no me diera tiempo,
teniendo en cuenta que, “ya estoy con pie en el estribo para emprender largo y
definitivo viaje”, hago un compendio de los tres homenajes que ha mucho tiempo
debería haberle hecho JUAN ALBERTO DÍAZ 1) como mi no enemigo. Ver en Google mi
artículo: UNA SÍNTESIS DE LA AMISTAD que ayuda en esto del concepto no enemigo
2) como maestro y 3) como consejero.
He decidido empezarlos así: El pasado viernes nos dimos una fiesta todos en la Casa de la Cultura. Jamás todos y cada uno;
porque ese uno, así dicho, resulta relamido, estirado y puesto allá en el sitio
del gilí mentecato y a saber que es peor, si serlo, o sufrirlo en el otro.
Y apareció Nono, con su sobrino, el
hijo timplista de su hermano Rogelio, que venían de un ensayo y casi no le
conozco porque traía calzado el cachorro y no ando muy bien de vista. También vino
Tino Torón el amante de la cultura, la cual encaprichada le espera en todos
lados sin importarle lo que diga la gente. Es tal el enredamiento y los amores
hasta perderse que tiene la cultura por Tino, que yo, siento la más virulenta
envidia de Él por ello (que de sana no tiene nada). Vi al entrañable Juan Alberto,
alma del Adán Del Castillo que encabezara a mis hijos para que llegaran nada
cerca; aquí abro las compuertas al agradecimiento. Saludé a Maximino, el cual,
me hizo un giro de cuatro palabras, desde un punto de vista ajeno para mí, que
me dejó pasmado su hallazgo. Estaba, como siempre Pepe el nieto de Mariquita
García; un ser amable, encantador… siempre me dice, sea el sitio que quiera que
sea, independientemente del lugar donde nos encontremos: “Antonio, ni se te
ocurra blasfemar en este templo de la democracia”. Sillo, te me ibas olvidando
caramba. Conseguiste siempre los trabajos que te propusiste. Todo el pueblo es
amigo tuyo. ¿Hace falta decir que Sillo es una gran persona? ¡Por semana santa
interpretaba al Mesías clavado en la cruz!.
Deambulaba Félix Ramos admirado con la carga histórica
de los padres de Juan Alberto y el magnífico presente que Doña Carmen Guerra le
hizo al artista: una foto retrospectiva de ellos; compuesta junto a la imagen
de una pintura, que el pintor junto a una masa del pueblo le regalaran a la
diputada cuando fue a ocupar su escaño allá por las Españas (que
lamentablemente y constitución en la mano son unas cuantas con bandera, lengua,
etc.). Ella declaró, fueron unos momentos delicados de emotiva circunstancia de
su vida; de tener que alejarse de su pueblo y familia; por eso mismo decía ella
de la agria dulzura de alcanzar el congreso. Por su gran relevancia en el
partido aceptó el ruego de que aceptara, eso lo digo yo presuponiendo y
suponiendo. ¡Para ello se ha de valer!, porque luchando por llegar al congreso
hay quinientos mil; que no llegarán aunque se beban del mar hasta la última
gota.
Tendrá aquí Mary Carmen su párrafo
para ella sola; que parece que la gente no sabe lo que significa un premio
NACIONAL de las artes escénicas. Su persona es un tesoro de valores; del saber
estar y transigir con todo aquel que no dé más de sí; como así mismo sobrelleva
con un arte sumo al listorro, al intransigente, etc. ¡Y claro! Con semejantes
aptitudes, la persona que a ella le conozca si es redonda, inteligente y capaz
no puede sino echarse a gozar con solo tratarla. Es humana, como usted y como
yo, pero hasta en lo de humanidad debemos bajarnos humildemente; aprestarnos a
recibir de ella lecciones.
De la persona que anoche todos arropamos haciéndonos
uno, conocemos su vida, que para nosotros tiene más del noventa por ciento de
valor y el resto para su pintura; que le concedemos mucho ¡vive de ella!... Si
a mí persona le plantearan que la Capilla Sixtina es pintura de Juan y que
eligiera entre los dos elegiría al hombre. Porque hay que ver lo gratificante,
agradable e incluso placentero que son las conversaciones con Juan Alberto.
Admitimos que para los que no le conocen, sea el cien por cien de su pintura
igual al valor del hombre.
De la misma forma que señala un estribillo “Ahí viene el faro con el
arado” vi llegar a Mujica y mi hermano Perico, allá a lo lejos y por contra a
la isa no avisé a nadie que venían. En nuestro saludo hubo una broma que estoy
seguro debería ser contada, pero por mucho que me esfuerzo no me acuerdo. Es
verdad que cuantos vamos a un acto cultural algo tenemos que ver con la cultura
y buscamos como locos (TO-DOS) la
palabra que nos alabe. Consiguientemente empezamos a dar bandazos igual que
puñada de hormigas: corre pá qui corre pá llí hablando con uno, dejándoselo a otro
que ya le está tirando del brazo… buscando otro más interesante, que se nos
zafa en cuanto puede buscando a otro que le interesa más… yo he hecho la prueba de ensalzar virtudes, alabar
dudosas talentos, encomiar revisables ventajas que no están ni en su antípoda, y he tenido el éxito del estudio; porque se
aferra a mí como el engrudo de la tierra con cara de felicidad, esa que TO-DOS
buscamos buscones. De todo esto estaba hablando con Mujica cuando en el móvil
¡¡habló mi mujer!! Y me dijo que me quería en la casa ya, ayer. Y yo con
disimuladas despedidas y con una nuez en el garguero, digiriendo órdenes y
reprimendas, cogí, no se si la caña, o la chaqueta… y ahí se acabó todo; porque
como decía Mario el de San Lorenzo D. E,
P. ¡¡¡Diai viene todo!!!
Comentarios
Lo cierto es que cuando se pone al móvil la mujer de uno, entonces sí es verdad divina que se acabó la fiesta y empezó el drama.
A mí me gustan esos relatos de Antonio, y si su señora esposa le corta el rollo, vamos a tener alguna diferencia.
Que perderé yo, claro...
En tus primeras letras y saludas escribes, "Por si no diera tiempo teniendo en cuenta que tengo un pie al otro lado....te diré que todabia tienes mucho que hacer eso sí dejarás mucho por hacer en esta vida, porque siempre estas en pie, pero dejarás un rastro atras.
Te felicito por tus actitudes
Un saludo