Resignación ante la caravana
C7. Los residentes del distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya que cogen la GC-3 cada mañana ya no tocan la pita ni se ofuscan en las caravanas, de mínimo media hora, que tienen que hacer para salir a la circunvalación. La presencia de la Policía Local este miércoles en las rotondas era notoria, pero las colas siguen formándose sin remedio.
El ambiente de este miércoles en los accesos de Piletas y Ciudad del Campo, rotondas y cedas el paso, era de resignación y paciencia. Los más madrugadores se toparon con la caravana, que también madrugó y que registra su punto álgido de parón de coches entre las 06.45 y las 7.45 horas. «Parece que todos nos ponemos de acuerdo para madrugar y no coger cola y la acabamos formando igual», dijo este miércoles Miguel Enríquez, que suele tardar una hora desde su casa en Ciudad del Campo hasta Obispo Rabadán.
Cuando se acercan las 08.00 de la mañana el tráfico se mueve, despacito. «El problema es que no hay suficientes enganches a la circunvalación», destacó un vecino de Ciudad del Campo, que se encuentra en la rotonda de salida de su barrio «a gente que viene de Teror o de Los Giles» y asegura haber visto una enorme cola en la carretera de Teror a las 06.40 horas. La cuarta fase de la circunvalación ha sido un soplo de aire fresco para el Norte pero Tamaraceite, Lomo Los Frailes o Ciudad del Campo están al borde del colapso.
El despliegue de la Policía Local este miércoles se hacía notar en las rotondas, controlando los accesos y agilizando el tráfico dentro de sus posibilidades. Aunque el Consistorio justificó gran parte de las caravanas que se formaron la semana pasada por accidentes y la vuelta al cole, el problema, una semana después, continúa y se produce por la insuficiencia de accesos a la GC-3, la falta de previsión y la masificación.
Este miércoles no solo Tamaraceite, sino también Siete Palmas y Lomo Blanco se atascaron a primera hora. Las colas también se adueñaron de la circunvalación en sentido Sur-Norte, desde la rotonda de Las Brujas.
«La cola empieza en el paso de peatones», dice otro vecino de Ciudad del Campo, «un recorrido que normalmente hacías en diez minutos, he llegado a tardar 52 y sólo para llegar a Siete Palmas». La gente coge otras vías alternativas «pero así y todo no mejora», explicó Juan Miguel, que este miércoles esperaba la guagua en su barrio.
«Tardo una hora justo en llegar al colegio de mi hijo. Desde la primera semana que empezó la vuelta al cole la cosa ha mejorado algo, pero solo un poco», destacó una joven madre que llevaba a su hijo al cole. «No ha mejorado nada, cada día esto es peor. Llegar al colegio, llegar al trabajo, a todo llegas tarde», comentaron por el contrario la pareja Hugo y Paula.
Otra vecina que trabaja en Pío XII y vive en Ciudad del Campo tarda mínimo 25 minutos en llegar hasta Tamaraceite: «Lo llevo fatal, entro a trabajar a las 09.00 así que tengo que salir de mi casa a las 06.45 horas para llegar a tiempo a mi trabajo, y eso que tengo aparcamiento», contó. Asegura que el lunes de esta semana estuvo en cola dos horas «por culpa también de un accidente», admitió.
La solución ante la desesperación que han encontrado algunos vecinos es salir del coche e ir caminando, mandar a los niños al colegio en el microbús o coger otras vías alternativas. El Ayuntamiento propone aumentar el número de carriles de aceleración aunque todavía no se ha puesto nada en marcha.
El ambiente de este miércoles en los accesos de Piletas y Ciudad del Campo, rotondas y cedas el paso, era de resignación y paciencia. Los más madrugadores se toparon con la caravana, que también madrugó y que registra su punto álgido de parón de coches entre las 06.45 y las 7.45 horas. «Parece que todos nos ponemos de acuerdo para madrugar y no coger cola y la acabamos formando igual», dijo este miércoles Miguel Enríquez, que suele tardar una hora desde su casa en Ciudad del Campo hasta Obispo Rabadán.
Cuando se acercan las 08.00 de la mañana el tráfico se mueve, despacito. «El problema es que no hay suficientes enganches a la circunvalación», destacó un vecino de Ciudad del Campo, que se encuentra en la rotonda de salida de su barrio «a gente que viene de Teror o de Los Giles» y asegura haber visto una enorme cola en la carretera de Teror a las 06.40 horas. La cuarta fase de la circunvalación ha sido un soplo de aire fresco para el Norte pero Tamaraceite, Lomo Los Frailes o Ciudad del Campo están al borde del colapso.
El despliegue de la Policía Local este miércoles se hacía notar en las rotondas, controlando los accesos y agilizando el tráfico dentro de sus posibilidades. Aunque el Consistorio justificó gran parte de las caravanas que se formaron la semana pasada por accidentes y la vuelta al cole, el problema, una semana después, continúa y se produce por la insuficiencia de accesos a la GC-3, la falta de previsión y la masificación.
Este miércoles no solo Tamaraceite, sino también Siete Palmas y Lomo Blanco se atascaron a primera hora. Las colas también se adueñaron de la circunvalación en sentido Sur-Norte, desde la rotonda de Las Brujas.
«La cola empieza en el paso de peatones», dice otro vecino de Ciudad del Campo, «un recorrido que normalmente hacías en diez minutos, he llegado a tardar 52 y sólo para llegar a Siete Palmas». La gente coge otras vías alternativas «pero así y todo no mejora», explicó Juan Miguel, que este miércoles esperaba la guagua en su barrio.
«Tardo una hora justo en llegar al colegio de mi hijo. Desde la primera semana que empezó la vuelta al cole la cosa ha mejorado algo, pero solo un poco», destacó una joven madre que llevaba a su hijo al cole. «No ha mejorado nada, cada día esto es peor. Llegar al colegio, llegar al trabajo, a todo llegas tarde», comentaron por el contrario la pareja Hugo y Paula.
Otra vecina que trabaja en Pío XII y vive en Ciudad del Campo tarda mínimo 25 minutos en llegar hasta Tamaraceite: «Lo llevo fatal, entro a trabajar a las 09.00 así que tengo que salir de mi casa a las 06.45 horas para llegar a tiempo a mi trabajo, y eso que tengo aparcamiento», contó. Asegura que el lunes de esta semana estuvo en cola dos horas «por culpa también de un accidente», admitió.
La solución ante la desesperación que han encontrado algunos vecinos es salir del coche e ir caminando, mandar a los niños al colegio en el microbús o coger otras vías alternativas. El Ayuntamiento propone aumentar el número de carriles de aceleración aunque todavía no se ha puesto nada en marcha.
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