San Lorenzo, mi municipio querido
Por Antonio Domínguez |
Como los más versados en lo que sucede en el mundo ya sabrán, un numeroso grupo de más de cien personas viajó el pasado domingo once de septiembre al municipio de Talavera de la Reina, en Toledo, para homenajear a los diez canarios asesinados por motivos ideológicos poco después del golpe militar de Franco. Ahora bien, ya que les he puesto en antecedentes, me pregunto otra cosa: ¿la delegación que mandó el ayuntamiento a Talavera, a este octogésimo aniversario, fue con perras públicas? Antes de seguir, mi más sincero y sentido pésame a los familiares, que no tienen culpa de nada y son también víctimas, psicológicas en este caso, afectadas por una situación incómoda que no han pedido. No obstante, es mi deber decir que decir que en Gran Canaria, precisamente, todavía hay una montaña de exhumaciones pendientes; entre ellas, la del Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo.
Los que ganaron la guerra conservan todavía el título de campeones, y, sin dar ni agua a los que la perdieron, así como impulsados por una estupidez general que se expande desde los cimientos del credo nacional, siguen poniendo hoy en día pegas y trabas para todo; es decir, actúan, por supuesto, como vencedores. Con su nacional catolicismo de siempre, quedó en tablas el recurso, celebrado en fueros y foros pa'llá fuera, del Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo contra el Ayuntamiento, nunca excelente, de Las Palmas Gran Canaria; y ahora, para más inri, se supone que debemos sonreír y respetar, desesperados en realidad, que se admita el crimen tramitado aquí, en estas tierras que tan lejos están del resplandor de la Justicia. Ya el Tribunal Superior delegó en tribunal y cabildo, aquí, en esta cagada de mosca, poniendo así de manifiesto que, al parecer, aquí las prisas que corre la demanda, así como el estatus de «alta prioridad» que merece, no le quitará el sueño en absoluto. ¿Quiere esto decir que si Antonio Morales, (ecologista y conservacionista él) acuerda que NO, no tendremos instancias superiores a quien recurrir? ¡¡Qué mala calle está tomando la procesión!! Y vengan décadas y décadas echadas para atrás, en lo que se había de haber resuelto al año de la carta magna; como mucho tiempo. Se respira intereses especulativos de “todos los estamentos”. ¡y si no explíquese!.
Pero es necesario que la indignación siga viva. Porque ¿cómo es posible que un concejal del ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se permita el lujo de ir nombrando y considerando distritos y barrios ajenos como suyos, cuando, en realidad, pertenecen al Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo? Y es que el Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo jamás osaría apropiarse del barrio de Triana o de San José. ¿Qué cachondeo es este? ¿Qué tiene usted que decir como historiador, y no como concejal del ayuntamiento de abajo? ¿Qué será lo próximo, afirmar sin ponerse colorado, que el Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo no existe? ¿No dirá nada? ¿Seguirá con la cerviz inclinada? ¿Se enfrentará con ínfulas de macho a quien sea con tal de defender todas esas estupideces? ¿Formulará en la radio preguntas filtradas junto a media docena de técnicos que redactarán en la sombra todas las respuestas? ¿Cumplirá religiosamente y con convicción como el que más eso de “aquí me las den todas”? ¿Tendrá la cara dura de estar cuatro años más sin decir ni mu sobre nuestras pertenencias? ¿se siente usted historiador? Ni aun siendo usted médico tendría un pase, porque el saber no ocupa lugar y no hay excusas para la ignorancia; pero es que resulta que es usted historiador y, aun así, no le causa pudor callar por medrar. ¡Ahora me entero yo de que hay aquí formado un consejo asesor de memoria histórica! ¡Aquí! ¿Pero qué es lo que hacen? ¿Qué los tiene tan ocupados como para ser tan incapaces de tomar parte en el caso de San Lorenzo? ¿Es que no se percibe ningún delito contra la memoria y la historia en este cachondeo que avanza a ritmo de chachachá? ¿Por qué no llega de una vez ese primer reconocimiento, un apoyo jurídico que al fin demuestre que el funcionario juez trabaja, desde la total imparcialidad, por y para nuestro Excelentísimo Ayuntamiento? ¿Es que está todo el pescado vendido? En este sextomundismo, lo que se ve es lo que hay y los bandidos que hay. En este sextomundismo, en definitiva, se otorga la medalla del sufrimiento (Jerónimo) y el cacho hierro dulce cambado por Chirino, herrero mayor del reino. Y esto es así... ¡No! ¡Esto no es así! ¡Devuélvanme mi ayuntamiento, papones!
Pero el causante primero de toda esta desdicha es «Paco» Franco, el general y, en general, un personaje mucho más que decepcionante –premaleante, me atrevería a especificar–; y aún a día de hoy los hay que se atreven a ensalzar el nacimiento de La Carta argumentando que, en tal momento y tal lugar, se estrecharon la mano todos los españoles –¡y pelillos a la mar!–, cuando lo cierto es que se hizo a toda prisa y poniendo pies en polvorosa para huir del general, repuesto natural de Paco el de Ferrol. En fin, que hay tanta gente en contra de la memoria histórica que es de cajón pensar que los horrores de la guerra los orquestan personas infiltradas cuyo fin último es dinamitarlos desde dentro; si no, no se explica la existencia de un elenco de personajes sin fin que, lejos de conocer obligatoriamente, actúan ilógicamente, convirtiendo tan desastrosa gesta en pos del robo de ayuntamientos en una caótica torre de Babel, donde se dice mucho pero se entiende poco.
Yo solo pido, y seguiré pidiendo, que no pongan nombre a distritos y barrios que no son suyos como si en realidad lo fueran, puesto que, en realidad, son nuestros; como lo son también nuestros pueblos: Tamaraceite, San Lorenzo, Tenoya... Sí, ¡nuestros! O, dicho de otro modo, pues conviene que no haya lugar a equívocos, ¡placas, medallas y esculturas, no, gracias! Porque mientras nuestro ayuntamiento siga en su poder, el consejo más sensato que les puedo dar es que no aumenten todavía más el número de explosivos a reventar en el día del santo: San Lorenzo; no vaya a ser que un potencial tolete se convierta en el lanzafuegos de honor y haya algún tipo de accidente. Les aseguro que, si ocurriera, las zapatillas del cura trazarían un meteórico semicírculo en el cielo rumbo a la Playa de las Canteras. Por acá de la Peña la Vieja, que pertenece toda a nuestro municipio!. ¿Por qué venia en los años 70, todo Guanarteme a casarse por lo civil en los registros de San Lorenzo, en Tamaraceite? El que escribe estaba establecido al lado. Junto a mi hermano Gumersindo, éramos las dos firmas testigo necesarias, en miles de ocasiones.
Regenerar la verdad histórica y dignificar a los muertos han sido, y seguirán siendo, los objetivos fundamentales de la pasada reunión isleña en Talavera de la Reina, y por ello nuestra obligación es no hacer oídos sordos al suceso; pero eso implica ser coherentes y prestar atención a los múltiples casos iguales o similares que nos salpican, siendo requisito indispensable, en el caso del nuestro, la devolución de nuestras posesiones. Señor Millares, sea usted un historiador; que para eso se sacrificó su padre, para garantizarle la posibilidad de estudiar tan importante carrera universitaria. No se comporte como un peón de albañil. Trabaje para devolver San Lorenzo a sus legítimos propietarios. Valdría decirle lárguese de aquí si usted no cumple con la historia, pero, no lo concebiré. Ya en nuestro imaginario está usted excluido y por consiguiente no le debemos nada; nos interesa usted tan poco, como una madre superiora; nos debe usted devolver nuestro municipio: Excelentísimo ayuntamiento de San Lorenzo de Tamaraceite. ¡entonces le mantearíamos de alegría, y por evitarnos las penurias ante el juez y la ley atrabancados en esta isla (con empeño de atolón, cayo, islote) sin la menor esperanza, tal y como están las cosas; y a expensas del cabildo ¡échale mojo! ¡No dejes secar esa batata!
Comentarios