Querer y no poder
Querer y no poder tiene una solución: querer y aceptar la realidad.
Durante mucho tiempo he intentado, y sigo intentando y queriendo, escribir temas que ayuden a muchas personas.
La falta de humildad es una rémora que ata sin cesar y arrastra al mal.
Mi oración frecuente es: Padre Dios dame fe, humildad, sabiduría y santidad. Esas cuatro peticiones las necesito con urgencia, pues cuanto más de ellas tenga seguro que escribiré aquello que ayude más a muchas personas. Hasta entonces seguiré rezando.
Querer y no poder es la otra cara de mis oraciones.
Seguiré rezando y pidiendo alcanzar la sabiduría que con humildad y fe me conduzca camino de la santidad y pudiendo ayudar.
Aprovecho para felicitarles, una vez más, en este año de 2017 y desearles que la fe, la humildad, la sabiduría y la santidad las tengan a raudales y la repartan con gran prodigalidad.
El tiempo -que por mi edad no me queda mucho en la Tierra de los vivos– quisiera aprovecharlo al máximo y para ello necesito la ayuda de usted y de los demás.
Sin usted y los demás mi vida –como la de todo el mundo– no tiene sentido ni valor. A usted le debo el valor de mi vida y espero que la suya aumente de valor por la ayuda de los demás, en donde también quisiera estar yo.
El estar en la vida de los demás tratando de ayudar es una gran responsabilidad, oportunidad y obligación, que no debemos olvidar y sí aprovechar.
Usted es tan importante que sin usted yo valgo menos. Y así toda la humanidad.
¿Qué pena no ver la realidad de la necesidad que tenemos de los demás?
Somos únicos e irrepetibles, y actuamos como si fuéramos seres aislados e independientes de la necesidad de los demás.
Que estas palabras “querer y poder” sirvan para reiterar mis felicitaciones y que veamos y comprendamos el valor y la necesidad que tenemos de ayudarnos.
Gracias y un fuerte abrazo fraternal para usted con la ayuda nuestra y de los demás.
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