Temerario
Por Antonio Domínguez |
Poner la mirada en bajas cotas, pensando que nuestra
confianza le arregla o repara en “todo que le falta al paisaje”, del que tantas
vivencias se recuerdan, llega el momento que solo trasmite ganas de llorar;
muchas ganas de llorar.
Ponemos la mirada baja a mas de la mitad, cuando debemos
–siempre- ponerla a mas de la mitad de alta para no tener desengaños que ya
admitimos de antemano cuando hemos elegido altura.
Son ya cuarenta años de “democracia” después de otros
cuarenta de dicta hierro, sin que los ayuntamientos tengan tesorero de
habilitación nacional. Así se ha venido dando pábulo a beneficiarse todos,
sorteando denuncias que no interpondrá
nadie por aquello que tiene acuñado el profesor Belda: “El político no corrupto es aquel que
está en la cola esperando a serlo”.
Se dice -en los tebeos- además el número de municipios a ese
respecto, y se omite San Lorenzo de Tamaraceite; renunciando a su labor de
denuncia; para no perder las prebendas remuneradas.
Les da escalofríos pagarle 60.000 € anuales a un tesorero
federado y no se los dan los ríos de
dinero que van a parar a ponerse negros como Machín y a ponerse blancos cuando
aparecen margullando por la otra punta de la mar océana.
Los colegios oficiales piden a Madrid fijar un plazo límite
para solucionar el problema. ¡¡Que ocho cuartos de límite para solucionar el
problema!! Que nació en la alta Celtiberia? ¡¡¡sigan succionando!!!
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