¿Tiene precio la honestidad? ¿Tiene precio la corrupción?
Los deshonestos creen que todo tiene un precio.
Comprar a personas es una práctica que se ha extendido de forma universal. ¿Por qué? A mi entender por falta de valores morales, éticos o religiosos, heredados, aceptados y practicados.
“Hay personas que jamás serán compradas”. Esas personas lo tienen claro y viven con honestidad, convencidos por su educación en valores morales, éticos o religiosos, que orientan y dirigen sus vidas.
¡Claro! Para practicar valores morales, éticos o religiosos se han tenido que aprender, en especial de niño y se han tenido que ejercitar y reafirmar a lo largo de la vida.
¿Tiene precio la honestidad? No, no lo tiene, ni lo tendrá jamás.
Se compra al que ya es corrupto.
Un valor tan importante y de enorme trascendencia como es la honestidad, ni se compra ni se vende, ni se adquiere con valores materiales. Se tiene o no se tiene.
¿Qué hacer para ayudar a los corruptos? Como creyente rezar y no ofrecer la deshonestidad, y como no creyente, supongo que lo mismo que tienen que hacer los honestos: no proponer ni ofrecer la deshonestidad como solución a una vivencia o problema, y si es necesario aceptar los sacrificios que suponga la limpieza de vida, como signo del amor a los demás y por su honestidad.
La corrupción es la enfermedad mortal que arrasa, arrolla, daña y puede llegar a matar la vida personal y ciudadana, y, al igual, a todo el hábitat natural de un pueblo y de una nación.
La corrupción arrastra a los ciudadanos y a la nación a extremos malignos inimaginables y puede llegar a crear el caos nacional.
No hay antídoto para la corrupción. O se quita y extirpa con fuerza, o se extiende de forma arrolladora.
La corrupción es una consecuencia de la falta de educación de valores y se extiende y se hereda por generaciones.
Hay países riquísimos en bienes materiales y sus habitantes viven en la miseria solo por la corrupción.
El corrupto lo es porque es deshonesto y su vida la basa en que todo tiene un precio y que pagando obtiene lo que persigue o necesita o le apetece. Por eso paga o es pagado, extorsiona o admite la extorsión.
¡Qué tristeza! ¡Qué horror! ¡Y qué pesadilla! La corrupción arrasa con todo y no respeta nada.
Con honestidad no hay corrupción, sino la posibilidad de vivir en armonía, unión, felicidad y libertad.
La corrupción es el tsunami de la vida social humana.
No hay riqueza material que resista a la corrupción.
¿Tiene precio la honestidad? No lo tiene, ni lo tendrá.
¿Tiene precio la corrupción? Sí lo tiene, y lo tendrá.
¿Tiene precio el corrupto? Lo tiene, y lo tendrá.
La corrupción arrastra todo en la vida humana y en la vida natural.
La corrupción y el corrupto son un mal mortal en la sociedad.
La corrupción es la muerte de la sociedad.
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