Tenoya no quiere un biodigestor como vecino
C7. Esto no es legal. El Ayuntamiento se está riendo de nosotros porque no se ha tenido en cuenta a los vecinos», dice Lorenzo Santana, residente y antiguo líder vecinal de Tenoya al referirse al biodigestor que se instala en el barrio, una planta destinada a procesar aguas residuales urbanas, lodos de tratamiento de aguas residuales, de fosas sépticas, heces de animales, orina y estiércol y lodos del tratamiento biológico de aguas residuales urbanas.
Señala que esta obra, que se desarrolla sobre un estanque en el final del camino a Casa Ayala y junto a las viviendas, se inició en 2013. «Hubo una denuncia de un vecino y la pararon, pero luego volvieron a arrancar», dice.
Añade que hasta abril de este año los trabajos se llevaron «al ralentí», pero que los días 3,4 y 7 de eses mes «trancaron durante 10 horas» las calles Camino a Tenoya y Camino a Casa Ayala para que bajaran camiones con vigas de 12 toneladas, y aunque se les dijo que obra paró en Semana Santa, «no fue así».
Este lunes unos operarios comenzaron a abrir una zanja en la plaza de Tenoya y volvieron a saltar las alarmas de unos vecinos que rechazan que esta instalación esté junto a sus viviendas. «Me dan miedo los malos olores y que estalle algo», dice Demetria Rosario, que lleva 42 años residiendo en un vivienda a escaso 10 metros del estanque en el que se desarrollan los trabajos.
«Mi madre es una de las más perjudicadas porque su casa también está pegada al estanque», dice Manuela Henríquez.
Carmen Maya Díaz-De Lezcano es otra de las vecinas afectadas por una planta de la que le preocupa «lo insalubre que es». Añade que lo que piden es que «no la terminen de instalar».
«Esta planta se planteó instalarla en Agüimes, Arucas y La Isleta, pero no se hizo por el rechazo de los vecinos. Pero aquí, como somos un pueblo pequeño y envejecido, el Ayuntamiento no nos hace caso. Nos quieren echar de nuestras casas», afirma José Esteban Henríquez.
Señala que esta obra, que se desarrolla sobre un estanque en el final del camino a Casa Ayala y junto a las viviendas, se inició en 2013. «Hubo una denuncia de un vecino y la pararon, pero luego volvieron a arrancar», dice.
Añade que hasta abril de este año los trabajos se llevaron «al ralentí», pero que los días 3,4 y 7 de eses mes «trancaron durante 10 horas» las calles Camino a Tenoya y Camino a Casa Ayala para que bajaran camiones con vigas de 12 toneladas, y aunque se les dijo que obra paró en Semana Santa, «no fue así».
Este lunes unos operarios comenzaron a abrir una zanja en la plaza de Tenoya y volvieron a saltar las alarmas de unos vecinos que rechazan que esta instalación esté junto a sus viviendas. «Me dan miedo los malos olores y que estalle algo», dice Demetria Rosario, que lleva 42 años residiendo en un vivienda a escaso 10 metros del estanque en el que se desarrollan los trabajos.
«Mi madre es una de las más perjudicadas porque su casa también está pegada al estanque», dice Manuela Henríquez.
Carmen Maya Díaz-De Lezcano es otra de las vecinas afectadas por una planta de la que le preocupa «lo insalubre que es». Añade que lo que piden es que «no la terminen de instalar».
«Esta planta se planteó instalarla en Agüimes, Arucas y La Isleta, pero no se hizo por el rechazo de los vecinos. Pero aquí, como somos un pueblo pequeño y envejecido, el Ayuntamiento no nos hace caso. Nos quieren echar de nuestras casas», afirma José Esteban Henríquez.
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