La Cruz, una tradición perdida

Por Esteban G. Santana Cabrera
Tal día como hoy hace muchos años ya, en tiempos de mi niñez, había una buena costumbre entre los vecinos de nuestros pueblos, poner una cruz en la fachada de la casa, que permanecía allí hasta que las hojas se secaran. Se guardaba la estructura para el año siguiente y las flores secas se quemaban. Hoy en día las cosas han cambiado mucho y en nuestra ciudad lo único que queda es el certamen que se realiza cada año en la Plaza de Santa Ana. En Tamaraceite las cruces eran todas diferentes, grandes, pequeñas, más vistosas, más sencillas, pero todas adornadas con lo que había, geranios, margaritas, rosas, claveles,... El que tenía flores con ellas y si no con hojas verdes.
Mi madre siempre solía ponerla en la terraza, se la hacía su prima Fermina, porque tenían que ser regaladas, y la colocaba la noche anterior, dejando debajo de ella un vaso con agua, que pasaba a ser "agua bendita" porque muy temprano pasaba el cura, me acuerdo de Don Ignacio Domínguez, y las rociaba con agua bendita.
La historia viene de muy atrás, con mucho de leyenda, narra como el emperador Constantino I el Grande, en el sexto año de su reinado, se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria se cree imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión en el cielo en la que se le apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, “In hoc signo vincis” (Con esta señal vencerás). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó a su madre, Santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena encontró tres maderos ensangrentados ocultos y para descubrir cuál era la verdadera cruz donde falleció Cristo, colocó una a una las cruces sobre personas enfermas, e incluso muertos, que se curaban o resucitaban al tocar la cruz que había sido la de Cristo. A partir de ahí nace la veneración a la Santa Cruz, ya que Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz.
La cruz era más que un símbolo religioso en la sociedad de antaño. Todos los pueblos o barrios tienen un lugar que se denomina La Cruz. En Tamaraceite hay varios, entre ellos la Cruz de la Montañeta, donde hoy se celebra la bendición de los animales en las Fiestas de San Antonio Abad, patrono del pueblo. Pero hay otra cruz que se ha ido perdiendo, aunque hay una calle con el mismo nombre, pero desapareció la cruz de donde históricamente estuvo durante generaciones, y es la llamada Cruz del Ovejero. Su denominación proviene de que Tamaraceite fue lugar de paso para personas, vehículos y animales desde época histórica. Abundante ganado de zona de cumbres bajaba en invierno a zonas más bajas como Tamaraceite a pastar y por aquí andaban durante algunos meses. Esta zona fue muy abundante en agua por lo que no es equivocado decir que fuera un lugar apetecible para el pastoreo y cercana a un núcleo urbano para repostar. Aprovechaban los pastores de ovejas y cabras el barranco de Guanarteme o las suaves lomas que había entre La Isleta y Tamaraceite para llevar la leche que vendían o los animales. Por ello existían cortijos como el de San Gregorio, de ahí le viene el nombre al lugar. Como el topónimo Cruz del Ovejero, que viene de una cruz que se puso allí hace mucho ya y que desapareció con el tiempo, porque según cuentan nuestros mayores, en esa zona hubo un asesinato. Dos pastores discutieron por una oveja, fruto de esa discusión uno de ellos apuñaló al otro, falleciendo en el instante. Los lugareños colocaron una cruz en el lugar para rememorar aquel fatídico acontecimiento. De ahí le viene el nombre al lugar. Esta misma cruz era lugar de parada obligada de la Vírgen del Pino en sus bajadas a la ciudad.
Este topónimo como muchos otros, se están perdiendo en nuestra isla por desconocimiento y por un “anticlericalismo” que parece que está de moda. Y lejos de eso, estos políticos “progres”, de derecha y de izquierda, lo que están haciendo es poner en peligro nuestro patrimonio histórico como son los topónimos, porque, por ignorancia, creen que así quedan mejor.

Por ello, hoy Día de la Cruz, reivindico que se recupere el topónimo La Cruz del Ovejero para este lugar histórico de nuestro pueblo de Tamaraceite, y con ella la tradición del Día de la Cruz en nuestros pueblos y barrios.

Comentarios

pedro Domínguez herrera ha dicho que…
Anoranza de aquellos años añados por el recuerdo.La vivencia carece de sentido sin la tradición Muy bueno esteban
Manuel J. Sancho ha dicho que…
Aún se conserva, en parte, la costumbre de enramar la cruz, incluso sorprende ver cruces aisladas que por promesas se engalanan la víspera. Recuperar la Cruz del Ovejero como topónimo y encrucijada de caminos es una excelente idea. El barrio de La Cruz de Firgas recuperó la cruz que le da nombre a este barrio: un hecho trágico que se transmite oralmente, similar al de la Cruz del Ovejero. La foto del pastor ante la Cruz de los Llanos (desaparecida) corresponde a Francisco Quintana Molina en otra encrucijada de caminos de la cumbre. Que no se pierdan nuestras tradiciones es primordial.

Entradas populares