¿Cómo convencer a todas y a todos los que creemos en Dios?

Por Luis C. García Correa
¿Cómo convencer a todas y a todos los creemos en Dios? Convencerles del poder que tiene la oración de miles de fieles que rezan al unísono pidiendo por la misma intención.
Padre Dios nos está esperando. Solo tenemos que unirnos y rezar por la misma intención. El nos solucionará el problema que hacemos objeto de nuestra petición.
La evidencia y la realidad de la bendición de Padre Dios es tan elocuente y veraz, que no rezar, todas y todos juntos por la misma intención, es un dislate y una falta de fe, así como una falta de humildad y amor a los demás.
Tenemos todos los medios necesarios para una comunicación al instante, constante y veraz. Tenemos la oración.
La técnica es la gran aliada de la oración.
Desperdiciar el tiempo, no unirnos en una real y verdadera hermandad de fieles, que todas y todos creemos en el mismo Dios, es algo que, por mucho que lo pienso, no llego a comprender. ¿Por qué no nos hemos hermanado para rezar juntos por la misma solución? Recibiremos la bendición de ese Padre Dios que todos amamos y adoramos.
Quizá nos falte el amor y la adoración apasionada… No sé que otras razones puedan existir que impidan esta necesaria y vital hermandad de los fieles que creemos en el mismo Padre Dios.
Amar y adorar a Padre Dios: es la fe en movimiento constante, capaz de resolver los graves problemas que tiene la humanidad.
Dios nos libre del pecado de desunión, de independentismo, de egoísmo, de yo soy mejor que los demás, ¿qué me van a enseñar?, ¿quiénes son ellos para indicarme el camino que debo recorrer?
Y así hay tantas preguntas que trato de responder. Y por mucho que quiero, no consigo entender ni comprender.
Padre Dios ilumina a tu pueblo, dales la fe, la esperanza, la caridad y la humildad necesarias para que todos nos sintamos, lo que somos: hermanos en un mismo Padre Dios.
¿Cómo convencer a todas y a todos los que creemos, amamos y adoramos al mismo Padre Dios?
No lo sé. Y bien sabe Padre Dios lo mucho que pido, y seguiré, pidiendo, que nos ilumine, y veamos con claridad, amor y hermandad, el poder de la oración en hermandad, para la solución de nuestros problemas globales.
Rezar es hablar, directamente y al instante, con Padre Dios. Y Padre Dios nos espera.
Ese Padre Dios, que todas y todos amamos y adoramos, nos dio la libertad, y somos nosotros los que tenemos  que rezar y pedirle que nos unamos y que, una vez hermanados, le pidamos la solución al problema que nos afecta a todos por igual.
Padre Dios ilumina a tu pueblo, para que juntos te pidamos la solución del problema que tenemos en común.
¿Cómo convencer a todas y a todos los que creemos en el mismo Dios?
Por favor: Si alguien lo sabe, sea bondadosa, sea bondadoso y díganos, para que juntos le recemos al mismo Dios que amamos y adoramos.
En eso espero y deseo, y se lo rezo a Padre Dios.
Padre Dios ilumina a tus fieles, y recuérdales que estás esperando por nuestra oración.
“¡Alabado sea Padre Dios!”
Y alabados sean los que, unidos como hermanos, le pidamos a Padre Dios, la solución al problema que a todos nos afecta, y que necesitamos su intercesión.
Te amamos y te adoramos con pasión.
“¡Ayúdanos Padre Dios!”

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