La oración y la salud personal y mundial

Por Luis C. García Correa
La oración, la salud personal y la salud mundial están estrechamente relacionadas. Son, desde luego, magnitudes dispares, pero se unen cuando un número significativo de personas reza al unísono por la misma intención; en este caso, piden por la salud de todos.
Dios siempre atiende a nuestros rezos. Siempre. Siempre.
Y siempre nos escuchará.
“¡A un mal que afecta a muchos, la oración de muchos!”
Si le pido a Padre Dios por mi salud y por la salud del mundo, me atenderá en la proporción a la parte que represento.
Si mi oración personal consiguiera una solución nacional o mundial sería un milagro impresionante. Algo no visto y, quizá, nunca acontecido.
Dios atiende nuestras peticiones personales, pero normalmente su acción afecta a lo que tenemos más próximo: las personas y los acontecimientos a los que alcanzan mis intereses y preocupaciones. Todo lo que sobrepasa el ámbito personal lo entiendo como un milagro.
La solución al rezo de millones, de miles de millones de personas que piden por la misma petición, se referirá a esa petición que es común a esos miles de millones de seres humanos.
Esa es la diferencia en los efectos. Todo depende, lógicamente, del número.
Si me permiten haré un símil: ¿Cuánto peso puedo yo levantar? X.
¿Cuánto peso podemos levantar miles de millones? Miles de millones de X.
También serviría el ejemplo de la polea: el número de kilos levantados dependerá del número de personas que tiran de la soga.
Por eso desde hace tiempo insisto sobre una necesidad imperiosa: que todos los que creemos en Dios recemos por la misma intención.
Si todas las religiones monoteístas se unen en una hermandad, esto es, si sus fieles rezan por la misma intención, Padre Dios nos lo concederá. Esta es la gran diferencia de la oración personal con la oración comunitaria de miles de millones de personas.
Esto es una realidad meridiana y real.
¿Por qué no se han  unido, y por qué no rezan juntas, todas las religiones monoteístas? No lo sé, y bien sabe Padre Dios que se lo he pedido con insistencia. Y lo seguiré pidiendo.
No llego a entender cómo teniendo el poder de la oración, la solución real del problema, no lo hacemos juntos para que desaparezca la pandemia del coronavirus.
¿Cómo poder llegar a los dirigentes de las religiones monoteístas? Eso quisiera saber yo.
Por favor, si me he expresado con claridad a propósito del poder de la oración de miles de millones que piden por la misma intención ¿cómo puedo llegar a los dirigentes de esos miles de millones?
Por favor: AYÚDENME. O mejor, AYUDÉMONOS.

“¡LA ORACIÓN Y LA SALUD PERSONAL Y MUNDIAL!” Dependen del número de personas que rezamos por la misma intención.

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