Rezar por la unidad de las iglesias

 

Por Luis C. García Correa  

“¡El poder de la oración es tan grande como por ella, por la oración, nos comunicamos con Padre Dios!”

Comunicarnos con Padre Dios es de las cosas más grandes e impresionantes que somos capaces los seres humanos con la oración.

“¡Orar, rezar es hablar con Dios!”

“¡Rezar, orar es hablar al instante con Padre Dios!”

¿Hay mayor poder de comunicación? No hay, ni lo habrá.

“¡En la medida y en la cantidad de personas que rezamos por la misma intensión, en esa medida y cantidad recibiremos las bendiciones de Padre Dios!”

“¡Tenemos el mayor poder de la creación: rezar, orar, hablar con Padre Dios!”

¿Qué hacemos los monoteístas? ¿Cada uno rezando por la misma intención? Padre Dios nos devolverá el favor a ese número de personas que rezan juntos por la misma intención.

“¡Cuándo seamos miles, millones de personas rezando por la misma intención, miles, millones recibirán esa bendición!” Esa es la diferencia, es la solución.

¿Por qué no rezamos por la misma intención todos los monoteístas?

¿Qué nos separa, que nos desune, que no nos une? Esa es la cuestión.

¿Cómo es posible, que todos los que amamos y adoramos al mismo Dios, no recemos juntos para obtener su bendición y solución?

La historia nos lo demandará.

Ha habido conatos de de unión, pero solo de mahometanos, judíos y católicos. ¿Dónde están las demás religiones?

La historia nos lo demandará.

No he conseguido que mi sueño de la gran, real y verdadera solución a la pandemia del coronavirus, se haya realizado. No digamos lo que viene ahora: la crisis económica y social. Si no la tenemos ya encima.

No dejaré, mientras tenga un hálito de vida, en seguir rezando, pidiendo, rogando la unión de los monoteístas para, juntos rezarle, a ese Dios que amamos y adoramos, y nos dará la solución.

La hora de la unión, de la hermandad, de los monoteístas, hace tiempo que llegó.

¿A qué esperamos?

Ese Padre Dios, que nos hizo sus hijos, y como tales, somos todos hermanos, nos demandará nuestra desunión.

Tenemos la solución, y no la ponemos en práctica.

No solo nuestro Padre Dios, la humanidad, nos lo demandará.

La historia nos juzgará.

“¡REZAR POR LA UNIÓN DE LAS IGLESIAS!”   Que se convierta en realidad, es la solución.

Comentarios

Entradas populares