¿Qué se puede o se debe hacer?

 

Por Luis C. García Correa  

¿Cómo conseguir la paz? Volver a nacer, crecer y morir de acuerdo a valores éticos los no creyentes, y religiosos los creyentes.

No conozco otra solución: al mal se le combate o se le anula con el bien.

Hemos permitido la corrupción de bienes, hechos y conductas. Lo hemos aceptado. Lo hemos alabado.

¡Listo el que roba y no lo cogen!

Hemos sembrado y permitido el mal. Ahora lo recogemos, como se recoge la cosecha madura.

¿Por qué?

Porque el poder económico perverso ha conseguido apoderarse de nuestras vidas, inculcándonos unos comportamientos inútiles, perjudiciales y deshonestos. Los hemos aceptado. Es lo que vivimos.  Nuestro consumo irresponsable y descontrolado obedece a esas pautas nocivas.

Ese poder solo tiene un fin: ganar dinero para tener poder. Se lo hemos consentido.  Nuestra falta de participación (pasotas e individualistas) y nuestra desunión lo sostiene.

Ahora toca deshacer el mal camino andado: volver a la senda de la honestidad, de la paz y de la libertad.

Volver al camino de la verdad, del bien y de la plena libertad, para con ellos tener la plena felicidad, y todo con amor.

Aún no hemos alcanzado ese necesario y deseado objetivo. Tenemos que ganarlo. Y sólo encuentro un medio:

“la honesta participación y unión de la mayoría, imponiendo su honrado proceder, anulando al poder perverso”.

No contentarnos con una paz ficticia, que solo proporciona el relativo bienestar material que se alcanza por medios inmorales -incluso morales-, y que no está radicada en la dignidad de la persona humana, y que, además, produce amarguras y desilusiones.

Esa paz no es duradera ni firme.

Hay otra paz que se funda en la justicia y en la fraternidad por el amor, que penetra en nuestros corazones.

Entonces brillará el fulgor luminoso y abrazador del amor al prójimo como a nosotros mismos.

Vivamos esa honestidad compartida por la mayoría humana, y el bien, la paz, la libertad y la felicidad serán las consecuencias inmediatas, volviendo al estado natural que habíamos perdido.

Repito: lo único necesario es su honesta participación de vida y la unión; lo demás vendrá por añadidura.

El Planeta Azul de la Tierra será lugar de paz, de convivencia feliz y libre, en un medio natural, y si todo es con amor.

 Y eso es lo que se puede y se debe hacer. 

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