La Sencillez y la Naturalidad

 

Por Luis C. García Correa  

La sencillez es la virtud de la simplicidad, de la humildad y de la sinceridad.

La profundidad de la sencillez está en relación directa a los valores inculcados por los padres, y a la aceptación y vivencia de los mismos.

La sencillez se opone a todo lo que sea artificial, postizo, a todo lo engañoso; a todo lo que sea innecesario, añadido por la vanidad.

La sencillez exige que seamos claros, transparentes: hombres y mujeres de conciencia recta y honesta.

La sencillez es una virtud necesaria para la convivencia feliz y libre.

La sencillez es signo de una voluntad fuerte y férrea, que nos impulsa hacer el bien, a todos por igual.

La sencillez es armonía con lo que se piensa, se desea y se hace.

La sencillez es aparentar, mostrar y exteriorizar lo que uno es, con naturalidad, sin pliegue ni recovecos.

La sencillez nos muestra como somos.

La naturalidad es la sencillez en el comportarse, en manifestarse y el corresponder con educación hacia los demás.

La naturalidad es una virtud extraordinariamente atrayente, porque nos manifiesta como somos, en qué creemos, y de forma normal, libre, con humildad.

La naturalidad simplifica la relación interpersonal, la incrementa y coopera a que los demás nos entiendan y devuelvan el mismo comportamiento

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La naturalidad es el camino para la amistad.

La naturalidad ilumina e incremente la relación.

La naturalidad es un bien que hay que fomentar.

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