Tamaraceite espera su turno

Por Esteban G. Santana Cabrera

LPDLP. Mucho se ha hablado a lo largo de estos últimos 50 años sobre Tamaraceite y sus grandes proyectos. Que si un gran parque, que si la reforma de la plaza, que si un lagartario, que si una gran biblioteca, que si un corredor verde, que si el Camino Viejo a San Lorenzo, que si un auditorio,... Los que peinamos canas nos quedamos con el gozo en un pozo hace unos años cuando nos habían anunciado un PERI en el casco antiguo, La Montañeta, y al final se quedó en nada, un  proyecto de planeamiento de desarrollo para transformar la imagen del casco histórico y cambiar su fisonomía sustituyendo y rehabilitando construcciones e instalaciones existentes y  conservando los elementos de interés del paisaje urbano. El principal objetivo de este PERI de Tamaraceite era la realización de un plan de descongestión del suelo urbano, crear nuevas dotaciones urbanísticas, mejorar los equipamientos y el saneamiento de las calles, mejorar la caótica circulación por sus callejuelas, aparcamientos y servicios públicos. Estaba prevista incluso la expropiación de solares para mejorar el acceso hasta el pico más alto, la plaza de La Cruz y poder asimismo recuperar este entorno. 

Ahora, casi cuarenta años después,  se está ejecutando la primera fase de lo que podría ser un PERI pero no fruto de la planificación y preocupación municipal por recuperar este enclave, sino motivado por la preocupación ciudadana y vecinal por ver a un Tamaraceite cada vez más "enfermo". Vecinos del pueblo junto a la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Alumni FGH,  se han puesto manos a la obra para realizar algo que al fin y al cabo no es su competencia, sino de las instituciones públicas locales, Ayuntamiento y Cabildo, para que este pueblo no se termine de "caer a cachos" como decimos por aquí. Está claro, y esto hay que decirlo, que si ha salido adelante, es porque el Ayuntamiento ha querido, aunque si se le da hecho, decir que no es para tirarse de los pelos. Ahora mismo se está valorando la situación del contexto social y urbano actual con el fin de desarrollar y planificar intervenciones a corto y medio plazo que permitan reforzar la calidad de vida de sus habitantes y mantener e impulsar los valores que le corresponden como barrio de la ciudad de Las Palmas de GC.

Pero hay tres grandes proyectos que nos preocupan muy mucho, sobre todos los demás, por la gran problemática que ello conlleva y les explico. El primero es el Corredor Verde Luis García Correa, lo que en principio iba a ser un pulmón verde que lo han ido dejando en poco más de una acera y cuya primera fase está a punto de inaugurarse. Primera fase que no es más que dos estanques enfrente del aparcamiento de la Iglesia, aunque algo es algo. Lo que nos preguntamos es ¿y el resto en qué se va a quedar?

 Por otro lado está la "interminable" reposición de los Bloques del Patronato Francisco Franco y acabar de una vez para siempre con este problema que es la angustia de todo un pueblo y de muchas familias que conviven en situaciones dramáticas. Se están dando pasos pero creemos que no con la celeridad que su importancia tiene, no solo por reubicar a los vecinos en sus nuevas viviendas sino en la recuperación de un espacio, donde ahora están situados los Bloques, que vendría a oxigenar en gran manera al Tamaraceite de siempre, el histórico, aportándole una zona verde y de ocio envidiable. Aunque nos tememos por aquí que, finalmente, termine edificándose y sea el "mismo perro con diferente collar".

El tercer proyecto que nos preocupa es la accesibilidad a Tamaraceite, ya que en los últimos años se ha convertido en una ratonera, un barrio sin salida, ahogado por el tráfico tras la apertura del gran área comercial de Tamaraceite Sur y la Circunvalación hasta Arucas. Estamos realmente preocupados con este tema porque lo que podría ser una zona de desahogo de la ciudad, se está convirtiendo en un espacio de agobio y prisas. 

Porque Tamaraceite aún huele a campo, a zonas cultivadas, a ganado pastando por sus montañas, a gente que va sin prisas. Es un barrio con olor a pueblo al que hay que tratar con mimo, ese mimo con que nunca hemos contado y tanto seguimos esperando. No pedimos nada más y nada menos que el mismo trato que se le da a otros barrios de la ciudad, eso sí, igual con más caché, pero con la misma o más dignidad.