¡FELIZ NAVIDAD!



Llegadas estas fechas, lo habitual es desear, desear y desear buenos deseos (valga la redundancia). Pero y ¿qué estamos dispuestos a dar a los demás como dio Jesús por sus semejantes? Si se fijan bien, en muchas ocasiones se convierte en un mero trámite el felicitar por estas fechas. ¿Pero sabemos qué estamos celebrando realmente? ¿Sabemos el sentido cristiano que tienen estos días? A mí me gustaría que estas fechas en lugar de buenos deseos se convirtieran en hechos, pero, para empezar, por nosotros, a querer a esos que no queremos tanto, a entender, a tender lazos de unión y solidaridad, a comprometerme, a ser instrumento para que realmente la Navidad sea un verdadero regalo todo el año. 
Y no con grandes cosas, sino con pequeñas tareas y acciones, mirando para lo que tenemos a nuestro alrededor, en la familia, en el barrio, en nuestra ciudad o nuestra isla. Sin importarnos a ser rechazados por pertenecer a una ONG, asociación, partido político o movimiento sindical. Porque los cristianos estamos llamados a cambiar el mundo y a que la Navidad no se convierta en una rutina anual sinsentido
No obstante y para no aguar la fiesta: ¡Y esto está dicho con nuestros mejores deseos! Qué sean muyyyy felices y esperamos que el Niño Dios les traiga SALUD, UNIDAD, RECUERDOS, ESPERANZA, AMISTAD, DESEOS CUMPLIDOS,... pero sobre todo el CARIÑO de los que les rodean. 

Un abrazo fuerte y de CORAZÓN les deseamos FELIZ NAVIDAD.

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