¡Llorar!

Por Luis C. García Correa y Gómez
Llorar es expresar con lágrimas el dolor, el arrepentimiento, la alegría y el amor.
La intensidad del llanto muestra la intensidad de la alegaría o del sufrimiento.
"¡Quien llora es un ser sensible que manifiesta sus sentimientos con lágrimas de llanto!"
Son muchas las razones y las oportunidades para llorar.
Contener el llanto puede ser un signo de vergüenza al manifestar con lágrimas lo que alguna persona puede calificar de debilidad.
"¡¡¡Llorar desahoga la tensión del corazón y de los sentimientos!!!"
No debemos avergonzarnos de llorar.
Llorar es expresar tener sentimientos que brotan con lágrimas, expresando tener sentimientos que nos impelan e impulsan a llorar.
"¡¡¡Llorar desahoga el alma y dilata el corazón!!!"
La opresión del corazón, por un sentimiento de dolor o de alegría, se expresa con el llanto sincero y verdadero.
También se puede mentir al llorar.
El llanto es un engaño cuando se finge un sentimiento que no se tiene y se quiere engañar.
Las lágrimas son la evidencia del amor y de los sentimientos que abrazan y oprimen el corazón.
He llorado muchas veces y no me avergüenzo ni me arrepiento por ello.
No quisiera volver a llorar por tristeza.
El futuro no sé lo que me deparará en el tiempo que me queda de vida. Lo que sea, será.
Si tengo que volver a llorar, lloraré.
Preferiría llorar de alegría. Mis circunstancias del futuro no las determino yo, ni tengo poder para cambiar el futuro ajeno a mi decisión, pero sí de remediar o mejorar los efectos.
Mi vida se me va acortando, lógicamente por mi edad, y quisiera seguir viviendo mi realidad sin sufrimientos.
Espero al presente y al futuro con alegría y esperanza, en especial en un mundo mejor, en el que no exista nadie que llore por tristeza sino por alegría, amor y felicidad.
"¡¡¡Llorar no nos debe avergonzar!!!"
"¡¡¡Llorar es expresar los sentimientos con lágrimas que brotan de un corazón capaz de amar!!!"
"¡¡¡Llorar es amar con intensidad!!!" 

Comentarios

Antonio Domínguez ha dicho que…
Paco de Quevedo y Villegas dijo: “Nos faltarán lágrimas, mas, nunca motivos para llorar”. Hernández en su Martin Fierro, lo elaboró un poquito más: “Junta experiencia en la vida, hasta pá dar y prestar entre sufrimiento y llanto; porque nada enseña tanto como el sufrir y el llorar”. La más grande verdad del hombre (y la oculta), es su continuo llanto. Hablamos de hombres con cerebro limpio de futbol, carnavales y semanas santas; además de no echarse a correr entre diez o veinte mil tíos más. Ah, si no tiene móvil, ¡mejor!
Extraordinario artículo. No queda más que rendirse ante estas humanas inamovibles razones. Ese es el comportamiento humano en la intimidad, y digo humano porque mi padre decía “los hombres no lloran”, y esa fue la más negativa y nefasta enseñanza de él; que me ha hecho pasar inmerso en el hormigón de la incapacidad sentimental sensible, y, no solo ajeno a la voluntad de conmiseración, sino, no empática, no misericordioso con todo sufrir humano. Sin embargo tengo dicho que el sufrimiento lo es incluso de los reyes, que, con ilustres cocineros a su servicio, grandes fondos de armario y todos los entes favorecedores de vida muelle; qué no será esos niñitos – ¡¡que tanto y tanto me han hecho llorar!!- de estómago inflamado hasta el punto de aparentar preñez.
Este artículo no pergeña el aburrimiento de la misa, la salvación o, el cielo y demás. Este artículo es humano y nunca demasiado humano. La humanidad verdadera, ajena a los negocios es ajena a lo terráqueo, pero, mucho más ajena lo es a los intentos trascendentales en/de “otras realidades” de los cuales nada se sabe.
Según últimas noticias, solo tenemos noticias de Dios por hombres nacidos Dioses, pero, del Dios verdadero, de ÉL personalmente no conocemos la más mínima palabra, hecho, detalle o proposición alguna. Sí, conocemos proposiciones de Dios; que un hombre dijo que Dios las dijo.
Bienaventurado sea ese artículo que con una abisal profundidad glosa una de las poquitas verdades humanas; sin para ello tirar de lo totalmente desconocido. Es una satisfacción para mí (TOTALMENTE ATEO) hacerle una loa a mí muy familiar Luis Correa sin estar obligado de asquerosa hipocresía; por estar yo totalmente ajeno a cielos y salvaciones. Gran hallazgo Luis, yo también lloro y mucho. Con Darío digo – (me ocurre lo mismo) - “Juventud divino tesoro/ ya te vas para no volver/ cuando quiero llorar no lloro/ y a veces lloro sin querer/” creo que no me pasa lo mismo porque yo lloro siempre en esta asquerosidad de la creación.
Los mares, océanos, ríos y grandes masas de agua no son sino el equivalente de las lágrimas que el ser humano ha derramado desde su aparición aquí.

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