Ironía

Por Antonio Domínguez
Tranquilos, hay grandes esperanzas, la cosa no está perdida. Hasta lo último hay señas, ya cambió hasta la isa aquella. “Al que nace pobretón/ no le pasa lo que al cabrito/ ni le matan cuando chico/ y queda para hombretón/. Ya no mete miedo aquella otra: el pobre cuando se muere/ si es que al cielo no va/ ni le joderán aquí/ ni le joderán allá/. Aquí porque tenemos unos señores casi santos que ni duermen pensando en nuestros, solo en nuestros empleos, empeñados conmiseradamente en no dejarnos trabajar.
Ellos están emperrados en la máxima: “si yo no sudo no quiero que nadie sude”. ¿Qué me quiere decir, lector?, ¿qué en Canarias hay 500.000 parados reales, 300.000 que no se sabe si todos quieren volver a trabajar y 200.000 chiquillos? que entre los que se auto rebotan de los colegios y los que se quedan en ellos solo por joder la pavana ¡¡hombres ya!! Repitiendo curso en un aula mezclados con los niños: ¿me dice usted que ellos tampoco servirán absolutamente para nada solo que de momento no callejean? ¿Que ya se sabe que estos lo más que odian en el mundo es el trabajo?, ¿les considera usted parados también en toda regla?
Bien, no me parece descabellado pero no debe angustiarse por esa minucia. Piense usted siempre que en la península hay 4 millones de parados y la correspondiente jodentud que nunca se comenta. Eso no le será de mucho alimento, pero le calentará el cuerpo, ¡¡y bastante!! No desconfíe usted del bienestar del mañana que un día -hoy- por donde quiera se pasa. Los sistemas del bienestar van como bala; ¿usted cree que nuestros políticos locales no se van a quitar la chaqueta para matarse con quien sea por una jubilación digna -para ellos no, para nosotros; no sea mal pensado- y una valoración en los empleos que ellos llaman trabajo?
La preocupación principal mía es que en el fragor de la noble pelea se les olvide quitarse la corbata porque les pueden ahorcar con ella, ¿sabe? Van a crear trabajo para los jóvenes, no hay que ser zahorí para saber que los jóvenes a trabajar no irán, por eso, le digo otra vez que esos 200.000 puestos de trabajo serán para nosotros, ¡ánimo! Van a crear ¡ya! 80.000 pero en las meloneras, ¡macanudo!, porque en los demás sitios habría que arrear bloques y aquí serán labores de maquillaje, ¡nos podremos pasar el día fumando!
Para no cansarle, con los miles de millones de euros que hay en las cajas que junto con el de los bancos ya son billones; ¡y en lo de los créditos!, ¡¡hay Mería santísima!! Están deseando que entre la gente, no importa que no tengan absolutamente nada que hipotecar. ¡Con decirle que, dan dinero sin querer saber nada de avales! Además de estar en un país en que no se le deben favores ni dinero, a ninguna extraña tierra, diga conmigo sin miedo, desterrando la cobardía, procurando que ejerza al máximo su papel la masa testicular: EN ESPAÑA TODO SE ENCIERRA, ESPAÑA ES UN JARDÍN DE FLORES -sobre todo después de Morales, jardinero universal; del que No Pudimos, se encarga de regar-; donde se vive y viven, una eterna y bella historia de amor. Ya ha cambiado todo; ya no hay infierno que sea posible desde nuestro bienestar en vida porque es imposible que haya tal tamaña y tacaña diferencia entre los universales. El placer de vivir en España es tan lleno, tan intenso, honroso; es tal la inexpugnable supremacía que ya no queda nada que pueda ostentar pugnar con las excelencias de ser español. El infierno se hace cordero manso para recibirnos en sécula algodonería por ser el pueblo español el único que no ha matado ni a una persona en conquistas. Ni el ridículo diablo podrá con nosotros. Estará circunscrito por la eternidad a servirnos de expedito camarero. 

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