Explico algunas cosas
Por Paco González |
La vergonzosa actuación del grupo de gobierno municipal de Las Palmas de Gran Canaria, respecto a la calle concedida al niño Braulio González García en la Junta de Distrito de finales del mes de julio de 2018, donde se nos pide a su familia “que acreditemos su existencia” con documentación imposible de conseguir: Certificado de Nacimiento, Certificado de Defunción a un bebé de cuatro meses asesinado por los fascistas, como si fuera tan fácil conseguir esos papeles, cuando a los recién nacidos se les registraba a partir de los diez meses por la alta mortalidad infantil.
¿Cómo se le iba a hacer un Certificado de Defunción a un niño asesinado por los criminales del régimen fascista español reconociendo un crimen de lesa humanidad?
Una falta de respeto a las familias ese requerimiento, como si no tuviéramos bastante con los familiares asesinados para inventarnos la existencia de otros, eso no lo hace nadie con un mínimo de dignidad, la que les falta a estos políticos del tripartito PSOE-PODEMOS-NUEVA CANARIAS.
De nuevo es el concejal Sergio Millares Cantero quien encabeza esta persecución a la memoria de nuestros familiares asesinados, ante el silencio de los portavoces de los partidos que gobiernan este municipio capitalino: Augusto Hidalgo, Javier Doreste y Pedro Quevedo.
¿Les pidieron Certificados a los familiares de los desaparecidos de Arucas para sacarlos de los pozos?
¿Les pidieron esa documentación para el homenaje realizado en este municipio norteño repleto de políticos buscando votos desesperadamente?
Siento como familiar de asesinados por el fascismo auténtica vergüenza ajena, a cada persona que se lo cuento de dentro y fuera de Canarias no pueden más que echarse las manos a la cabeza, viendo como estos políticos bananeros se burlan de nuestra familia pidiendo documentos imposibles, ridiculizando nuestra memoria, nuestro sufrimiento, nuestro dolor.
El dolor de mi padre en la fase más avanzada de su demencia contándole a cada persona que lo visitaba en la clínica o en nuestra casa, como asesinaron a Braulio en su presencia, como le destrozaron la cabeza, como se desangró lentamente con el cráneo destrozado…
Pero claro aquí lo importante para Augusto Hidalgo, Javier Doreste, Pedro Quevedo, Sergio Millares, es que acreditemos su existencia, como si nos lo hubiéramos inventado, como si jamás hubiera existido nuestro pequeñín asesinado.
Ante este cumulo de despropósitos quiero explicar porque desisto de seguir en el proceso de exhumación de mi abuelo de la fosa común del cementerio de Las Palmas:
PRIMERO: No me puedo sentar en la misma mesa de representantes políticos de los mismos partidos que se han cargado el reconocimiento y homenaje a un bebé asesinado por el criminal fascismo.
SEGUNDO: Tengo demasiada dignidad tras más de veinte años de lucha para meterme en un vergonzoso paripé, en una hipocresía ilimitada, de quienes nos niegan por un lado un reconocimiento a nuestro niño y por otro se muestran sensibles con los restos de nuestro familiar enterrado junto a decenas de camaradas en ese agujero del horror.
TERCERO: Ya no me queda dureza en mi conciencia para aguantar sin morirme de asco a quienes le hacen el juego a los criminales de lesa humanidad que sembraron Canarias de miles de asesinados por el fascismo.
CUARTO: Ya no creo en las instituciones públicas, ni en sus representantes políticos, quienes con una mano firman un decreto para cargarse una calle aprobada para un niño asesinado, para por otra aparecer en los medios de comunicación como precursores y defensores de la memoria democrática.
QUINTO: Me siento tan herido de ver como se han burlado de nuestro dolor, de comprobar como ninguna organización de izquierdas desde los que se llaman comunistas a los socialdemócratas o nacionalistas, se hayan manifestado ejerciendo su repulsa, contra este vergonzoso esperpento que pisotea derechos humanos universales.
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