¡Adiós Chelo Cabrera!

La familia Cabrera de Tamaraceite ha visto estos días como uno de sus pilares nos dejaba de manera inesperada, sin avisar, sin despedirse. Chelo Cabrera se fue como vivió, pasando desapercibida, sin molestar. Una mujer que vivía por y para los demás, siempre contenta, siempre sonriendo a pesar de la adversidad, para que todos estuvieran contentos y atendidos. 
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" En este fragmento del Evangelio de Juan 12 veo el fiel reflejo de la vida de Chelo.  Una mujer que no miraba la vida  con las gafas de esta sociedad egoista y que piensa solo en consumir y disfrutar el momento. Podríamos decir que Chelo Cabrera casi ni disfrutó de ella, siempre trabajando y orando, porque su misa diaria era su medicina. 
Fue un fiel ejemplo de ese grano de trigo que vivía y moría cada día por su familia, siempre pensando en los demás, en que todos estuvieran servidos, en que a nadie le faltara nada. Una mujer que sufrió muy joven la pérdida de su marido y tuvo que asumir el rol de cabeza de familia para sacar a sus hijas Pepa, Consuelo y Patri adelante, con esfuerzo, con tesón, no solo en lo que a educación se refiere, sino con todo lo que conlleva criar a unas hijas sola. Es verdad que siempre estuvo arropada por sus heramanas las Cabrera como bien son conocidas en Tamaraceite. Susi, con la que convivió y fue su sostén durante muchos años y que era un alma de Dios, como por Mari Carmen, Esther, Candita, Helia, Olga y Bori. Las Cabrera para Tamaraceite son el fiel ejemplo de familia unida. Juntas a misa, juntas a los cumpleaños, juntas a los eventos sociales que había en el pueblo. Siempre unidas. La fe que les inculcó su madre les caló a todas hasta la médula y en ellas están grabadas a fuego las palabras Servicio, Unidad y Famila.
El que ama su vida, la pierde, continúa diciendo el Evangelio de Juan. Chelo fue una mujer sacrificada por los demás, con sus defectos como todos, pero creo que estará orgullosa de la vida que vivió y de cómo la vivió, porque ella así era feliz. "Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor". A buen seguro que ella ya estará disfrutando de la felicidad eterna, esa felicidad en la que ella tanto creía y es el legado que nos deja a todos los que tuvimos la oportunidad de conocerla. 
Al atardecer de la vida nos examinarán del amor. ¡Y este examen lo pasaste con nota Chelo! ¡Buen viaje!
Por Esteban Santana

Comentarios

Eva María Molina Avila ha dicho que…
¡Lo siento muchísimo!

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