Adiós Francisco, adiós Obispo


En 
estos días la Iglesia de Canarias despidió al que fuera nuestro pastor durante quince años, el Obispo Francisco Cases Andreu. El papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de esta diócesis el 6 de julio de 2020, pero continuó al frente como administrador apostólico hasta ayer en que ya entró
oficialmente el nuevo obispo José Mazuelo.

 Los diocesanos estamos tristes por un lado y contentos por el otro. Por un lado la tristeza nos embarga porque el obispo Francisco en poco tiempo se convirtió en un canario más. Trataba de conocer todas las realidades y hacerse uno con todos, personas, parroquias, movimientos y pastorales. Pero por otro lado estamos contentos porque hemos tenido a un obispo bueno durante quince años y que permanecerá en nuestros corazones por siempre.

No lo tuvo fácil al comienzo ya que venía a sustituir a Ramón Echarren, que en palabras del teólogo Agustín Cabrera, se situaba en el corazón de la renovación teológica y eclesial-pastoral, científico-social y ética que promovió el pensamiento/filosofía y las ciencias sociales o humanas, la teología contemporánea y el Concilio Vaticano II.

Francisco, aunque fue nombrado un 26 de noviembre de 2005, no fue hasta el 27 de enero de 2006 cuando tomó posesión. Lo recuerdo con especial cariño porque realicé los comentarios para RTVE Canarias junto a Martín Ramos y al compañero Javi González Castellar, lo viví desde dentro, y les confieso que con especial emoción. Un aprecio que se fue acentuando a medida que lo fui conociendo a través de las entrevistas que le realizaba para Radio Tamaraceite emisora diocesana y por los encuentros que la radio nos brindaba, ya fuera desde la Fundación hasta en los momentos de celebraciones y otros más informales.

Nuestro Obispo será recordado por su cercanía al pueblo, estando presente en todos los acontecimientos a los que se le invitaba. Con su Corolla blanco, heredado del anterior obispo, se presentaba en barrios y pueblos, en cualquier evento, misa o celebración que fuera invitado. Detrás de su rostro amable hay un hombre introvertido pero cercano, que no le pone peros a una foto y menos a un selfie. Uno de sus últimos cargos fue ser miembro de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios desde marzo de 2020. Pero además en este tiempo estuvo en la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades de 2017 a 2020. De 2005 a 2017 fue miembro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar. De 1996 a 2002 lo fue de Doctrina de la Fe. De 2002 a 2005 perteneció a la Comisión Episcopal del Clero y de 1993 a 2002 a la de Seminarios y universidades.

Pero muchos le conoceremos por su pasión por la radio, por su apuesta por la evangelización a través de los medios de comunicación y su enamoramiento de Radio Tamaraceite, de su proyecto parroquial, que fue creciendo hasta convertirse en una realidad diocesana, la voz de la diócesis de Canarias. Fue presidente de la Fundación Pía Tamaraceite y en esa mesa de trabajo pudimos compartir muchas horas de conversaciones por tratar de "salvar" el proyecto para que el Evangelio continuara siendo Palabra Viva a través de las ondas de la radio. Su misa de las 8:30 de la mañana era el programa más escuchado, y nunca faltaba a su cita salvo que se encontrara fuera de la isla.

Fue un obispo siempre dispuesto a escuchar. Me viene a la cabeza una alusión del Papa Francisco sobre

un escrito de san Cesáreo de Arlés, un Padre de los primeros siglos de la Iglesia, donde explicaba cómo el pueblo de Dios debe ayudar al pastor, y ponía como ejemplo cuando el ternerillo tiene hambre va donde la vaca, a su madre, para tomar la leche. Pero la vaca no se la da enseguida: parece que la conserva para ella. ¿Y qué hace el ternerillo? Llama con la nariz a la teta de la vaca, para que salga la leche. El Papa nos invitaba a llamar siempre a su puerta, que molestemos a los pastores. ¡Importunar! Y tanto que importunamos al pastor de la Iglesia de Canarias, a veces con razón y otras sin ella, unas veces para demandar una palabra y en otras su silencio. Pero él siempre estuvo ahí, dispuesto a dar lo mejor de sí, a ser Palabra vivida y a reconocer los errores cuando los cometía, como humano que es. Y si no, ¡qué tire la primera piedra el que no se ha equivocado alguna vez!


Francisco, Obispo, le echaremos de menos en la diócesis. Ha dejado una huella imborrable, cercana y duradera. En el corazón de la iglesia de Canarias siempre quedarán sus palabras y sobre todo su ejemplo.

Por Esteban G. Santana Cabrera

Comentarios

Antonio Domínguez ha dicho que…
Paco cases es un hombre BUENO. Acuérdame en la casa de la iglesia cuando Perico me llevó engañado diciéndome que en el evento era imposible la música torturante de Alejandro Sanz, los alaridos de Bustamante “los brincos blancos como la leche, pá riba pál aire de Visval”. Los gargarismos teque teques de Juan manolo Serrat; Y no porque se tratara de la casa de la iglesia iba a haber un solo clérigo (me acuerdo me dijo). También me dijo que no asistiría político viviente. Sabiendo de mis altas exigencias públicas para contar con mi asistencia me animó con anuncio de que solo acudirían periodistas entre los cuales soy feliz porque como no dicen verdad, jamás dirán de mi desastrosa verdad.´
Ya en el acto me distinguió Paco viniendo hacia mí desde la primera fila alegando que la gente inteligente siempre se encuentra entre los rezagados y sin haber sido nunca presentados empecemos a hablarnos como si estuviésemos de regreso de un largo viaje turístico hecho juntos. Hombre profundamente BUENO fue al darse cuenta de mis desequilibrios mis dudas mis miedos, fragilidad, aprensiones, dudas, prejuicio, melindres, flaquezas, inconsistencias, tambaleos, titubeos, inseguridades al fin, solo con verme la cara. Hombre trabajador y sacrificado. Cumplidor de su trabajo, gran cura para la iglesia, siempre supo que no estaba en África. Siempre nos trató como a europeos civilizados. Jamás intentó hacer tragar principios y fines. Se dio cuenta desde que vino que llegó a un territorio ya tomado, conquistado, sermoneado y civilizado. De calles con aceras en ciudades y pueblos
Paco, te eché de menos desde que hablé por primera y última vez contigo por tu hombría de bien absolutamente paralela de teologías y concilios. Te dije de mi ateísmo y me atendiste con la corrección respeto y cariño del hombre BUENO sin el más mínimo atisbo y asomo de ánimo evangelizador; con lo cual me demostraste tu convencimiento de que ya yo estaba civilizado.
No te digo adiós, mi ya querido Paco Cases, porque adiós se le dice a los muertos. Somos de la misma edad, le pido al devenidor suceso que nos encontremos aquí en la tierra para solazarnos, echarnos una parrafeada y hasta beberemos café si lo tenemos cerca que ya ahora lo permiten tomar los médicos aun con la presión alta. Mis afectuosos saludos y mis sinceros respetos, mi muy ilustre no enemigo.

Entradas populares