¿Qué le pido a la muerte?

 

Por Luis C. García Correa  

¿Qué le pido a la muerte? Que haya perdido la vanidad, que tenga humildad, que tenga amor y que alcance el perdón.

Que al llegar el momento postrero esté preparado.

¿Cómo podré estar preparado? Si estoy en gracia de Padre Dios, si mantengo mi alma abierta a su encuentro.

Me preparo, rezo y pido para no caer en el olvido, y en la tentación.

La vida he tratado de llenarla de contenido, que espero me sirva para ese postrer despido.

¿Qué contenido? Amar a Padre Dios y al prójimo como a mí mismo.

¿Lo he conseguido? A pesar de fallos, eso espero, eso deseo y eso necesito.

¿Qué le pido a la muerte? Que me coja confesado y con todas las bendiciones de Padre Dios. Dios no es un cazador que busca una presa en su peor momento. Dios es Padre y busca a sus hijos, siempre buenos a sus ojos.

¿Qué debo hacer entonces? Tratar de ser consecuente y vivir y repartir los valores recibidos, en especial el amor.

¿He sido consecuente? He fallado muchas veces, espero estarme corrigiendo, y recibir y tener el perdón de los demás y de Padre Dios, por mis errores y pecados.

¿Para qué me han servido los valores recibidos? Para esperar a la muerte lo más tranquilo posible, en paz y con el perdón recibido.

¿Qué méritos hago para llegar a la muerte con paz y esperarla como un descanso y felicidad eterna? Amar a Padre Dios y al prójimo como a mí mismo.

¿Qué le pido a la muerte? Que cuando llegue la esté esperando. No la espero a ella, espero a Dios, mi Padre.

Que la espere con gran ilusión, esperanza, humildad y amor y me lleve a la eterna contemplación de Padre Dios.

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