¿Tenemos que cambiar la sociedad?

 

Por Luis C. García Correa  

No tengo la menor duda: ¡tenemos que cambiar la sociedad!

Estamos viviendo una crisis corruptora por falta de valores morales o religiosos.

Se extorsiona, se corrompe, se roba, se amenaza… en pocas palabras: la corrupción se ha generalizado en todos los órdenes de la vida humana como cosa natural.

“¡La corrupción es una grave enfermedad social que lo invade todo, hasta en las religiones: matar, robar, degenerar… en nombre de Dios!”

“¡El mal se ha generalizado y hasta nos hemos acostumbrado a vivir con él!”

El ejemplo aterrador es el porcentaje de personas individualistas que viven su vida corrupta de la forma más natural sin preocuparse más que de que su estándar de vida no sea afectado.

La sensibilidad social y sus problemas se suele manifestar en algunos medios de comunicación, en la política, en la economía, y hay quienes los fomentan y rentabilizan como medio de ganar dinero y poder.

“¡¡¡¡Hasta tanto no volvamos a vivir con una mayoría social honesta y participativa, que imponga su comportamiento, seguimos camino de la autodestrucción social, económica y vivencial con el añadido mortal de la destrucción de nuestro hábitat natural!!!!”

Aceptamos –porque no hay un rechazo frontal– el mal en el vecino, como cosa natural. ¡El pobre! ¡Qué mal lo debe de estar pasando! ¡Pero no hago nada por ayudar reduciendo mis propios beneficios en beneficio de los demás!  Me limito a criticar la situación para sentirme mejor. (Espero no estar incluido)

¡Hay riqueza de sobra! ¡Y resulta que no sobra nada para dar!

Guerras, muertes violentas, violencia de género, crimines, extorsión, corrupción…Y sobre todo, pasotismo –que es el crimen social por excelencia– cuando sé el problema del vecino y no coopero a remediarlo. Hay quien no quiere enterarse, o pasa tanto que ni se entera.

Aquí reside el mal de males: ¡¡¡NI ME ENTERO!!!

Tenemos que cambiar, YA, o vamos a la autodestrucción del hábitat natural y de la vida normal, como la cosa más natural.

El Planeta Tierra no sólo va a ser inhabitable por el calentamiento físico, también por la aceptación del mal como cosa natural.

“¡Todos, pero todos, somos culpables, si no cooperamos al bien general!”

“¡¡¡O cambiamos la sociedad, o no sobreviviremos al mal!!!”

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