“¡QUIERO ESCRIBIR MI CARTA MAGNA!” Y POR ELLO PIDO BENEVOLENCIA Y PERDÓN.
Por Luis C. García Correa |
Mi carta magna trata de la honestidad, de la humildad, del amor, de la libertad y de la santidad, lo que he procurado vivir y trato de vivir hasta morir en paz.
He dedicado una parte importante de mi vida a mis creencias y a los valores heredados. A ellos dedico esta carta magna que pretende resumir lo que es vivir, o al menos intentarlo, de acuerdo a creencias y valores que dan sentido a la vida, a lo que hagamos y a lo que vivamos.
La vida es la oportunidad que se nos ha dado para llenarla de valor y contenido. Es un regalo: vivir nuestra vida y que sea la muerte la conclusión feliz de esa vida.
“¡¡¡Vivir es consentir!!!” Consentir sabiendo lo que es el mal o el bien por la libertad, y actuar en consecuencia.
Consentir para vivir de acuerdo a creencias que sirvan como cimiento a la vida, que se nos ha dado, y no perderla en banalidades.
“¡Aprovechar el tiempo, que jamás vuelve, es la gran obligación y responsabilidad que tenemos!”
Perder el tiempo y la vida es irreparable, porque el tiempo pasado no regresa jamás, y se ha perdido para toda la eternidad.
¿Qué ha sido mi vida? Está llena de errores y aciertos. Pecados de los que me arrepiento y hechos que han fortalecido mis valores y mi vida, para poder mirar de frente no solo al pasado sino al presente.
Intento vivir el presente con honestidad, humildad, AMOR y AMISTAD y todo en libertad, tratando de llegar a la santidad.
“¡El futuro no está en mis manos, aunque sí debo prepararlo para hacer las cosas lo mejor posible que me sirvan y le sirvan a los demás!”
Los demás somos todos, incluido yo mismo.
No podemos ni me debemos desarraigarnos y apartarnos de nuestro entorno, de nuestra realidad y de nuestras creencias y vivencias, por mucho que queramos mejorar, si no aceptamos la verdad de la realidad.
¿Qué es la verdad de la realidad? La que vivo en cada momento.
He tratado llenar de valor y contenido todos los momentos de vida que se me han dado para morir habiendo cubierto, con honestidad, amor, humildad, libertad y santidad el tiempo y el espacio que me ha correspondido.
No ha sido fácil vivir la realidad del momento, pero sí realizable.
Me he equivocado muchas veces, y, seguro, me seguiré equivocando. Esto no será motivo para claudicar ante la lucha que tengo que realizar, sino impulso para seguir viviendo con esperanza de saber cuál es la verdad que me sirva como cimiento para seguir luchando y ayudar a los demás.
Ayudar a los demás ha sido y es mi gran felicidad, y trataré de ser consecuente ayudando a los demás hasta que muera. Es mi herencia, mi gran exigencia y mi gran experiencia.
He vivido y compartido la felicidad en la medida de mis posibilidades, y cada vez que he fallado la amargura me ha embargado.
Que sean estas palabras y frases el resumen de mi vida, que he tratado de vivir con paz y alegría, y también con penas y sinsabores, pero todo con la esperanza en un mundo mejor.
Paz y alegría porque he estado caminando a la búsqueda de la santidad y lo seguiré haciendo hasta que me llegue la hora de partir a la eternidad.
No han faltado problemas que resolver, ni hechos de los que me tengo que arrepentir. A todos les he pedido y pido perdón para morir en paz y en santidad y poder presentarme con el alma limpia ante la Santísima Trinidad.
Que sean estas palabras de mi carta magna una rendición de cuentas de mi vida, lo que ha sido, y lo que pretende ser hasta que me llegue la hora de partir.
Partir no es morir,
Morir no es desaparecer.
Morir es entrar en la eternidad, en la presencia de la Santísima Trinidad.
Moriré cuando Padre Dios me lo diga y recibiré la muerte con ilusión y esperanza en la infinita misericordia de Padre Dios, que me perdone los errores y pecado que he cometido y de los que me arrepiento de todo corazón y de los que estoy dispuesto a pagar el castigo merecido.
Aquí queda dicho lo que ha sido mi vida y lo que me queda. Recen y hagan pequeños sacrificios por los demás y por mí. Gracias
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