¡YO SIEMPRE HE QUERIDO Y QUIERO, SERVIR A MI PUEBLO!

Por Luis C. García Correa
Yo siempre he querido, y quiero, servir a mi pueblo, por el amor que le tengo.
Me educaron en unos valores que han sido el guía de mi vida.
Daría marcha atrás para no cometer los errores y pecados que he cometido, pero solo por eso.
Tratar de llenar la vida de valor y contenido es el camino.
No amar a la tierra que me vio nacer, y a los paisanos con quienes he convivido, sería una deslealtad: una maldad que merecería el desprecio.
Vivir despreocupado de lo que le sucede a mi vecino, a mi conciudadano, a mis familiares y amigos, me haría algo más que un desagradecido: me haría un enemigo.
En esto de querer servir al pueblo con el que uno convive no veo que pueda haber término medio: o se quiere, no se quiere.
“¡¡¡El servir no tiene medias, sino enteras!!!”
“¡¡¡Para servir hay que ser honesto y leal consigo mismo y con los demás!!!”
La honestidad, la lealtad y el amor son los cimientos que dan fundamento y valor a la vida. Sin ellas no hay actitud de servicio.
Para servir hay que amar. Lo contrario es servilismo o egoísmo.
Yo siempre he querido, y quiero, servir a mi pueblo. Lo que he hecho en este sentido me lo han pagado con creces. He recibido más de lo que he dado.
Estoy eternamente agradecido a mi pueblo por el bien y por la felicidad que me ha dado y que han quedado grabadas en mi corazón para la eternidad.
Los reconocimientos me han mejorado como persona: son una deuda impagable que he adquirido con mi pueblo al que tanto quiero, y al que quiero servir hasta que muera.
Mi vida se ha enriquecido con el AMOR Y LA AMISTAD del vecino.
“¡¡¡Mis vecinos, mis conciudadanos son mis amigos-hermanos!!!”
Heredé valores morales, éticos y, en especial, religiosos, que han dirigido y marcado mi vida, y que me han permitido ayudar a mi pueblo con toda la honestidad, lealtad y amor de que he sido y soy capaz.
Pido, una vez más, perdón por mis errores y pecados.
Quiero, amo y adoro a mi pueblo. Estoy dispuesto a dar mi vida por el bien de mi pueblo.
Caminar en medio de mi pueblo y recibir el saludo de mis vecinos, llena mi alma e inunda mi corazón de alegría y esperanza en un mundo mejor.
El mundo será un paraíso cuando nos amemos los unos a los otros con honestidad y lealtad.
Tratemos de servir a los demás con todo el amor de que somos capaces, por nuestra honestidad, lealtad y sinceridad, y seremos felices y libres.
“¡¡¡Si servimos a nuestro pueblo el presente y el futuro serán, no solo esplendorosos, sino llenos de amor, felicidad y libertad!!!”
“¡¡¡Servir a nuestro pueblo es un deber que nace del querer!!!”
Sin el querer nada es honesto y leal, sino obligado y no sentido. El amor todo lo redime y enaltece. Lo que se hace porque se siente puede llegar a la categoría de maravilloso si se hace con honestidad y lealtad.
Siempre he querido servir a mi pueblo. El amor a mi pueblo comenzó en mí a temprana edad y ha crecido con el paso de los años. Y eso me ha enriquecido.
“¡¡¡Quiera, ame, comparta su felicidad sirviendo a su pueblo, y recibirá, con creces, el bien que ha repartido!!!”
Digo estas palabras para agradecer a mi pueblo el haberme permitido que tratase de ser leal y honesto sirviendo con todo el amor de que he sido capaz. La gente de mi pueblo me ha dado más de lo que yo les he dado.
Sirva con honestidad, lealtad y amor a su pueblo y llegará a gozar de la plena felicidad en la plena libertad.
Esto lo digo y lo repito, para agradecer a mi pueblo que me haya permitido ser un leal y honesto servidor. Gracias a ello he podido gozar las mieles de la felicidad y de la libertad.
He servido y sigo sirviendo a mi pueblo por el amor que le tengo. He servido y sigo sirviendo a mi pueblo por los valores que me infundieron mis antepasados, quienes también sirvieron a nuestro pueblo.
A lo largo de varias generaciones hemos servido a nuestro pueblo. Espero que las próximas generaciones sigan sirviendo a nuestro pueblo con todo la honestidad, lealtad y amor de que sean capaces, para gozar de la plena felicidad y libertad por haber cumplido y servido a su pueblo.
“¡Yo quiero y amo a mi pueblo!”
Y por ello le serviré hasta que muera.

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