¡Ofender a lo que más se quiere!

 

Por Luis C. García Correa   

Ofender a lo que más se quiere es de una maldad y gravedad peligrosísima y de una agresividad inusitada.

“¡Quien falte al respeto a lo más sagrado, sea reo de condena social y ejemplo de profunda maldad!”

“¡No se puede, ni se debe, vivir odiando y con rencor a otras personas porque tienen diferentes creencias religiosas, visiones ideológicas, distinto modo de pensar, o las convicciones que sean!”

La educación en valores es fundamental para el respeto. Quien no ha sido educado en valores morales, éticos o religiosos, es un enemigo de sí mismo y de los demás.

Siempre hay tiempo de mejorar y de ser honesto, participativo, y respetuoso. Solo se necesita el honesto deseo y la voluntad de cambiar y de aprender para mejorar.

“¡¡¡La felicidad y la libertad se basan en el respeto!!!”

“¡Sin respeto no hay felicidad ni libertad, con el añadido de provocar ruptura social y de recibir rechazo social!”

“¡¡¡No tener respeto a los demás es convertirse en enemigo social!!!”

La natural, necesaria, y normal convivencia exige el respeto, se crea lo que se crea, se sea lo que se sea y se vivan las creencias que se vivan.

“¡El mayor aprecio a la convivencia es el honesto respeto a las creencias!”

Anatema sea quien ofende, tenga las razones que tenga, o alegue lo que alegue.

“¡Que ofendan a lo que más se quiere es de una maldad inusitada e inigualada!”

Ofender por dañar -que es lo que se hace cuando se ofenden las creencias y los valores- es de un rencor que tiene que amargar la existencia del rencoroso.

Se puede ofender, y quizás de momento no se recibe el rechazo social como paga. ¡Ya llegará!

La paga del que ofende es quedar grabado y marcado y ser merecedor del rechazo social.  Pero siempre puede tener el perdón si pide perdón con honesto y sincero arrepentimiento.

“¡Líbranos del que ofende a lo que más queremos!”

¡¡¡Quien ofende a lo que más se quiere queda marcado, deja una huella profunda de maldad y agravio muy difícil de borrar. Pero siempre se podrá perdonar. Nadie puede exigir que se le perdone. Pero siempre se puede perdonar, si hay arrepentimiento y cambio de vida!!!

“¡Ofender a lo que más se quiere es de una maldad tan grave que no sé a dónde puede ir a parar!”

“¡¡¡Quien ofende a lo que más se quiere, sea condenado al rechazo y sea marcado eternamente, si no se arrepiente, cambia de vida, repara el mal causado y pide perdón!!!”

“¡¡¡Quién ofende con rencor, odio y maldad, sea condenado y rechazado por la sociedad!!!”

Ofender a lo que más se quiere es una maldad que produce, y producirá, rechazo frontal, hoy y siempre.

“¡Quién ofende a lo que más se quiere, sea apartado de la sociedad por esclavo del mal!”

Y quedará marcado como enemigo social, pudiendo llegar a enemigo nacional.


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