El Ángel de la Guarda

Por Luis C. García Correa   

 Los católicos creemos, ciegamente, que Padre Dios nos pone, desde el momento del nacimiento, un Ángel de la Guarda, el custodio que nos protege, guía, guarda y ayuda a lo largo de toda la vida.

La existencia del ángel de la guarda y su misión están descritas en los libros del Génesis, Tobías, Salterio, Mateo, Hechos de la Apóstoles y en la Carta a los Hebreos.

La existencia y las actuaciones de mi Ángel de la Guarda son tan evidentes, reales y verdaderas, que las considero irrefutables por mi experiencia y vivencias. Yo diría que son admirables.

No solo trato de convencer a los incrédulos, sino confirmar a los creyentes de todas las oportunidades que se nos presentan, a diario, para solicitar la ayuda del Ángel de la Guarda, y recibirla.

Pruebe, claro está, con fe, humildad y amor, a pedirle ayuda a su Ángel de la Guarda, en un caso de verdadera necesidad, y ya me dirá los resultados.

No es un juego. Es algo muy serio, real y verdadero.

No me parece prudente dar datos de mis vivencias, porque puedo alterar la creencia o dudas de los que me leen.

Si puedo dar mi palabra de honor, que para mí es lo más sagrado, porque yo no juro, que he tenido vivencias espectaculares e incontrovertibles de la acción, real y verdadera, de la ayuda de mi Ángel de la Guarda.

Por eso escribo y trato de transmitir estas experiencias: para demostrar la real y verdadera existencia, la ayuda, real y verdadera, del Ángel de la Guarda.

No es nada de juego ni de malabarismo.

El Ángel de la Guarda es algo muy serio y real.

Si tiene dudas, pruebe. Ya me dirá.

Por supuesto: pedirle con fe, esperanza, caridad y amor, la solución a una necesidad real y verdadera. Ya me dirá.

El Ángel de la Guarda es y será su acompañante toda su vida.

Crea o no crea.

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