¡La tristeza me rodea!

 

Por Luis C. García Correa   

Me creo una persona optimista y esperanzadora.

¿Tengo límites en mi optimismo y esperanza? No lo sé.

No lo sé porque siento, quizá por presagio, que el mal se está apoderando y enseñoreándose de la vida de forma alarmante.

En mi niñez solo había pobres y ricos. No había la clase media. Pero nunca existió miseria. La que veo ahora.

La educación y la solidaridad de todos eran ejemplares.

En mi niñez todos teníamos, ricos y pobres, una educación en valores morales, éticos y religiosos. Elemental o más o menos profunda; suficiente. Todos vivimos, y actuamos, de acuerdo a esos valores.

¿Qué valores se practican hoy? Eso quisiera saber.

No tengo los conocimientos suficientes para dar, con honestidad, lealtad, y amor, una opinión de la realidad actual en este punto concreto.

Leo, oigo, me dicen de la vida y de la experiencia de algunas personas y familias que están en la miseria. Y me pregunto ¿Por qué? Siempre llego a la misma conclusión y pregunta ¿Qué valores dominan en la sociedad actual? No lo sé.

No lo sé, pero siento que la tristeza me rodea. ¿Qué hay de fundamento?

Me educaron en el amor a Padre Dios, a la Patria, y a los demás como a mí mismo.

He tratado, y sigo tratando, de ser consecuente con esos valores, y, así y todo, no consigo saber cuál es la realidad del momento. No sé qué valores sostienen la sociedad actual.

Leo, y oigo en los medios de comunicación, y son muy partidistas, dogmáticos. Pero no argumentan sus ideas o sus dogmas.

Leo, y oigo a otros diciendo lo contrario. Tampoco lo argumentan. Más bien el debate es buscar ingeniosos insultos y descalificaciones. No es un debate de valores ni de ideas.

De las cosas que más me desorientan son las intervenciones de los políticos en el Parlamento.

Oigo insultos y contestaciones a preguntas con otros insultos. No se contestan las preguntas. Se insultan. Salvo excepciones.

Con el apoyo de la propia claque el aplauso está relacionado con la gravedad del insulto.

Al que más insulta, más le aplauden.

Me educaron que insultar es faltar al respeto. Y que a nadie se le debe faltar al respeto, por la común dignidad humana, y hasta por respeto propio.

Quién insulta pierde toda la autoridad, y se convierte en un malcriado, aunque, a lo mejor, no tienen culpa de ello sus padres.

Todo esto me desorienta y hace que la tristeza me rodee.

Amo a mi Patria y a mis conciudadanos. Pero me desorientan los políticos.

Y me estoy preguntando ¿Quiénes son mis conciudadanos? Ahora lo dudo, o no lo sé. Lo que hace que la tristeza me rodee.

Por favor: ayúdenme, para que la tristeza no me rodee.

Necesito información de cuál es la verdadera realidad social actual, política y económica y de los valores que compartimos y que nos unen. Cuáles son.

Gracias por todo.

 


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