Carta al Viento: Vía Crucis 2013
Por: Jesús Vega Mesa |
Primera
estación. Me escribe Ele que lleva varios días en un Hospital fuera de la Isla
con su hijo que padece epilepsia y me dice: “Ya no sólo es duro vivir con la
enfermedad de mi hijo y estar aquí sin la familia y sin los amigos. También lo
es, y mucho, ver a tantos niños gravemente enfermitos y a las madres rotas de
dolor”.
Segunda estación: El hombre aquel que nadie conocía estaba
sentado en un banco de la iglesia. Muy cerca, un grupo de feligreses, preparaba
el vía crucis y todos los actos litúrgicos de la semana santa. El hombre
suspiraba con tristeza, sin que
supiéramos los motivos de su dolor, hasta que cayó desplomado al suelo. Los
parroquianos dejaron a un lado lo que organizaban y fue Margarita la que dijo:
Este hombre es Jesús. Necesita de nosotros. Y Fefa y otras, como la verónica
del evangelio, limpiaron con ternura su cara.
Tercera estación. María tiene dos hijos y
ninguno trabaja ni
ayuda económica. A María le han
cortado el agua y la luz. Está viviendo de la caridad . Igual que a Jesús le
despojaron de sus vestiduras, a ella la están despojando de todo. Ya le han
avisado que tendrá también que dejar la
casa en donde vive. Me asegura que sólo le
queda la fe, lo único que no podrán quitarle.
Cuarta estación, y quinta… y así hasta catorce y podrían ser
doscientas.
Para rezar el vía crucis y contemplar a Jesús que sufre y muere no es necesario mirar los cuadros de las
iglesias. Hay demasiadas “estaciones” ya en nuestro mundo. Necesitamos aprender a contemplar, rezar y descubrir a
Dios en la vida. Las estaciones del vía crucis están en las puertas de Cáritas,
en el Materno Infantil, en Salto del Negro, en las colas del paro, y entre las paredes de muchas familias en donde lo
menos que se respira es vida de familia.
El vía Crucis, con esas catorce estaciones que se pueden ver
en cualquier templo, no acabó aquel día con la muerte de Jesús en el Gólgota.
Sería hipócrita acompañar las procesiones
del viernes santo y emocionarse ante una imagen de Jesús
crucificado y al mismo tiempo ser
insensible a las imágenes vivas que tenemos muy cerca de nosotros.
En esta semana santa
del 2013 se puede hacer el vía
crucis más real del mundo. Algunas páginas del periódico y buena parte de los informativos de
televisión o de la radio están contando cada día, con todo realismo, el duro
camino de la cruz que algunos soportan. Pero es que, además, basta abrir la
ventana para ver que, al lado mismo de nuestra casa, hay una persona que cae, sin fuerzas, por el peso de las
injusticias, de los especuladores, de la
corrupción, de la indiferencia o de las calumnias. Mirándola a uno le nace decir, como en el rezo
del vía crucis: Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque ese es el Jesús de la cruz y el vía
crucis 2013.
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