GOFIOS PARA RALA CON MUCHA AGUA, O, PARA GRANDÍSIMA RALERA.

Por Antonio Domínguez
Hable o escriba (eso ya lo saben) siempre seré un agnóstico en total lobreguez; donde ya ni alumbra la teología lamentablemente; y no se trata de no rezos o adoraciones a espíritus, o no: no creo en absolutamente nada; eso implica “incluso lo que veo” (no confundir moral con ética, ante la que me inclino siervo, de a lo único que le tengo respeto en este mundo). Dos eran las grandes escuelas que contaban con más adeptos entre los espíritus cultivados de una época en Roma: El estoicismo y el epicureísmo, que representan, el primero, la moral de la austeridad y el segundo la moral del placer.
En cuanto a lo primero, el estoicismo nunca es moral; es necesario cuando no se tiene donde caer muerto y ni señas de un mendrugo. Lo imponen las circunstancias... Cuando es voluntario es cosa de locos, delito de la cultura que les prohijó y de la cuna que les meció; esto no exime a la corrompida, vomitiva, repelente, nauseabunda y hasta viciosa moral constituida,-amañada como un interés o invento-, de su responsabilidad máxima tanto en uno como en otro aspecto; como todo lo que se sale de la visión real. ¡No me negarán que todo esto y lo demás es moral, porque en la gente mora (no se avance tampoco a pensar que yo soy de los que confunden moral con morada o árbol frutal)! Respeto absolutamente todo lo que sea delito. Desprecio todo lo que sea pecado ¡si no es delito!; lo diga quien lo diga, vista como vista, se crea quien se crea, coma lo que coma, viva en Rusia o su antípoda; me da tan igual que es una juerga. Soy libre de respetar y tener en consideración solo a los hombres que han pasado el filtro de mi aceptación (y todos ellos vivieron o viven en Tamaraceite (no he conocido a fondo a otros; no siendo los grandes escritores). Piénselo y verá que hago lo mismo que usted, ni mas, ni menos (a este respecto, aclaro). 
En cuanto a lo segundo, la moral del placer, se desmonta por sí sola. Un placer no puede ser moral (está prohibido) y una moral no puede ser un placer porque va contra la vida, el cuerpo, la salud  física y de la otra, y una montaña de cosas. Conculca la libertad no en el sentido negativo conceptual que esta palabra tiene filosóficamente hablando. Necesitaría la falta de todo obstáculo como manifestación de fuerza; aunque Schopenhauer diga que “la libertad está libre de toda causa necesitante” yo digo: Cuando lo está.
Obstáculos y fuerzas sobran, lo que falta y mucho, son impedimentos para que no se produzcan esos fenómenos que responden a una noción positiva y negativizan la libertad por lo mismo (la causalidad va sin frenos), eso hace necesario que la libertad solo sea una bella sirena que un hombre conoció de vista (Ulises) y que las mujeres –ni una sola- desgraciada y lamentablemente ni de vista siquiera. Lo que va desde la palabra conculca, hasta la voz, siquiera, no se esfuerce en comprender, no hace falta para asimilar el resto. Véase como complemento para curas y periodistas de la provincia.

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