Enrique González Araña habla sobre Luis García Correa

Mi querido Luis:
Menudo lío me has metido; bueno, en realidad me he metido con la mayor inconsciencia.
Te prometí escribir sobre el tema que tú desees. Me dices el tema, y ya está.
Pero me cogiste con la guarda bajada.
Te dije, y es verdad, que a mí me gusta hablar con cualquier persona y de cualquier tema.
Me gusta escribir lo que la cabeza vaya pariendo acerca de cosas y casos de los humanos…
Me gusta hablar del hombre, el ser humano, de esa especie de la que formamos parte. (Recuerdo, con ese "saboreo" que hacemos los viejos de nuestros recuerdos, mis clases de Antropología, en el Instituto de segunda enseñanza de las Palmas, allá por los Tiempos de María Castaña)
He escrito, y verborreado, acerca de los casos y cosas que hemos hecho, hacemos, y haremos los humanos.
Pero cuando se trata una persona concreta, no de lo que dice, habla, sino de quién es, qué es, ya no estamos en el mundo de "las cosas", o las ideas, sino en el mundo de las vivencias, la vida, el misterio…
El misterio ha entrecruzado nuestras vidas, nuestras familias antes de nosotros haber nacido.
El misterio ha salido a nuestro  encuentro y nos ha acompañado siempre. A veces escuchando nosotros  su voz, otras haciéndonos el loco.
¿Que quién es Luis García Correa y Gómez?
Un corazón nacido para querer.
Un corazón querido, incluso cuando buscando sin descanso por los largos caminos de su largo currículum, no se daba cuenta que ese amor que buscaba, ya estaba dentro de él. Ya le había salido al encuentro.
Tranquilo, Luis, tranquilo.
Paz.
No empujes el tiempo, dejarte llevar.
Escucha, escucha por dentro, como tú sabes hacerlo, y deja que la palabra fluya como el agua cristalina de la fuente.
No te preocupes a dónde va a llegar, quien las lee, qué resecas tierras pueden reverdecer.
La fuente no se hace esa pregunta  si misma; está más preocupada en que su agua fluya limpia y ligera.
Bueno, Luis, cuanto más rollo más me enrollo.
Paro, por hoy.
No sé si me he aproximado al blanco de lo que tú me pedías.
Ahí estamos. Para servirte. Un abrazo.

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